EDITORIAL ESPECIAL
Buscando explicaciones.
Quienes conocemos el pensamiento falangista, sabemos de la oposición rotunda del humanismo joseantoniano, de inequívoco fundamento católico, con cualquier forma de racismo, que es contradictorio además con la interpretación española de la historia, la que promovió el mestizaje y la evangelización de todos los hombres.
Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa (un envío semanal).
Buscando explicaciones.
Después de darle muchas vueltas, solo hemos encontrado dos posibles: o esto es de instituto frenopático o se trata de una burda maniobra surgida de covachuelas más o menos secretas. El espectáculo se ha difundido extraordinariamente, como no podía ser menos, y basta con un simple recuerdo: un acto de supuesto homenaje a la División Azul, donde una señorita ataviada con camisa azul lanza una proclama antisemita, digna de Torquemada, del Conde de Gobineau o de Rossemberg. El escándalo mediático está servido…
Es muy viejo y gastado el recurso de rodear de una coreografía azul (himno, saludo, camisa) algo que, en realidad, estaba en las antípodas de la manera de pensar y de la manera de ser del falangismo; es una variante de otro manido truco que viene a ser un clásico de los servicios de inteligencia o de la agitprop: Logra que tu adversario haga lo que a ti te interesa.
Porque el absurdo y la barbaridad de mezclar a la División Azul con el antisemitismo, a la Falange con el fascismo o a los herederos de los skin con el patriotismo obedecen a esa conocidísima táctica.
Ni siquiera nos cabe una explicación más ingenua: que los promotores, voceros o coreógrafos del acto en cuestión fueran todos alumnos desventajados de la ESO y, en consecuencia, mezclaran en su imaginario infantil a la División Azul, a los Tercios de Flandes, a los tres mosqueteros y a la Guardia Roja; o a la Falange, al Instituto de Colonización, al fascismo y a la ley de ordenación bancaria de 1953, por poner algunos ejemplos de disparates.
Quienes conocemos el pensamiento falangista, sabemos de la oposición rotunda del humanismo joseantoniano, de inequívoco fundamento católico, con cualquier forma de racismo, que es contradictorio además con la interpretación española de la historia, la que promovió el mestizaje y la evangelización de todos los hombres. De igual modo, quienes nos hemos aproximado a la historia del siglo XX sabemos de las razones que llevaron a la División Azul a su formación y participación en la guerra mundial: el anticomunismo, o, como dijo un divisionario, devolver la visita a quienes nos visitaron durante nuestra guerra civil.
Solo se pueden dejar engañar los ignorantes; o, como hemos dicho, los pacientes de un frenopático; no descartemos, sin embargo, la vieja maniobra de descrédito preparada por inteligencias no muy brillantes.