EDITORIAL
Envidia sana
Nos consta el patriotismo y la unanimidad de Italia en torno a una bandera y a un himno, así como el respeto a la historia común. Seamos capaces de reavivar nuestro patriotismo entre nosotros, dejando de lado divisiones de partido, clase o territorio, y colaboremos en la salud individual de los españoles y en la salud colectiva de España.
Envidia sana
Una grave amenaza se cierne en estos momentos sobre toda la humanidad; un virus extraño, cuyo origen y remedio se nos escapan, hace estragos en todas las naciones de este mundo globalizado.
La primera impresión es de sorpresa: no imaginábamos los habitantes del siglo XXI –tan confiados en el progreso e instalados en el confort– que se volvieran a repetir las plagas que, según cuentan los manuales de historia, asolaron Europa en épocas remotas.
Todas las naciones están adoptando medidas extraordinarias; en el caso de España, se ha decretado el Estado de Alarma que prevé la vigente Constitución; bien está (aunque tarde), y ha sido sintomática la airada reacción de los nacionalismos insolidarios en Cataluña y en el País Vasco, que ponen su estrechez de miras y sus egoísmos de clase por encima del interés y la salud de todos los ciudadanos.
Pero no dejemos de mirar en nuestro entorno próximo. Nos ha impactado especialmente un vídeo llegado de tierras italianas en el que, al cierre de comunicaciones, aislamiento de poblaciones y confinamiento en domicilio, ha respondido la población de una manera insólita para nosotros, los españoles: asomados a sus balcones, los vecinos aplaudían y entonaban el Himno Nacional italiano, como muestra de unidad, solidaridad, espíritu de sacrificio y fervor patriótico, independientemente de si se consideraban bien representados por sus políticos y juzgaban buena o mala la gestión de su gobierno.
En España, en estos últimos días, se han imitado los aplausos al abnegado personal sanitario y de servicios, pero, de momento, no nos parece posible una escena completa, con himnos a España, similar a la de nuestros vecinos. ¿Culpa de un Sistema, de un Régimen, de unos gobiernos…o de todos, que nos hemos dejado arrebatar nuestras señas de identidad?
A los que hemos viajado por Italia y asistido a sus festejos nacionales nos consta el patriotismo y la unanimidad en torno a una bandera y un himno, así como el respeto a la historia común, presente en sus monumentos y placas conmemorativas ni depuestas ni emborronadas.
Bien es cierto que compartimos –como en toda Europa– la presencia de esos separatismos anacrónicos, pero allí muy marginales y reducidos a la anécdota, marginados por una conciencia de un quehacer común nacional, pese a lo desastrosa que pueda ser la acción u omisión de sus políticos.
Aprendamos, otra vez, de Italia. Igual que nuestros Garcilaso de la Vega y Juan Boscán –castellano el uno, catalán el otro– adaptaron el verso endecasílabo y las estrofas del soneto y la lira a nuestro idioma, seamos capaces de reavivar nuestro patriotismo entre nosotros, dejando de lado divisiones de partido, clase o territorio, y colaboremos en la salud individual de los españoles y en la salud colectiva de España.
También el sábado pasado en España....