ELECCIONES GENERALES 2019
Inquietudes postelectorales
La polarización social ante el pasado, el empecinamiento separatista y la descomposición de un Régimen son los datos que nos ofrecen estas últimas elecciones.
Inquietudes postelectorales
No hubo excesivas sorpresas en la noche electoral, y no vamos a repetir unos resultados ni unas adivinanzas que son sobradamente conocidos.
- Los comentaristas ponen el acento en la dispersión del voto, que asegura otra etapa de incertidumbres de gobernabilidad y de cambalaches en la trastienda.
- Nosotros preferimos ir más allá, al fondo de la cuestión, y poner el acento en las verdaderas inquietudes.
Empecemos por un dato preocupante: la polarización de la sociedad; si las unanimidades siempre son sospechosas, esta polarización es, sin paliativos, muy peligrosa; el motivo es que no procede de una división de opiniones ante problemas del presente —lo cual sería síntoma agradable de toma de conciencia ciudadana—, sino un a modo de toma de partido ante la historia pasada, que revive artificialmente en manos de la ingeniería política de Sánchez y de sus patrocinadores.
Acompañando a este dato, otro no menos inquietante: el empecinamiento del voto nacionalista, que pone de manifiesto, siendo condescendientes, que se mantienen y acrecientan las actitudes dubitativas acerca del propio ser de España y de su unidad.
- También estas posiciones se deben a un insuflamiento artificial por parte de una ingeniería concreta: la de los poderes localistas, a quien se entregaron irresponsablemente las armas de la propaganda y de la educación, a costa del erario público.
El tercer dato se deduce de los anteriores, y no es otro que el que la pasada semana aventuraba el hispanista Stanley G. Payne: la descomposición del Estado o, por lo menos, del Régimen surgido de la Transición, en tanto que ha sido incapaz —y a veces culpable directo— de la urgente tarea de renacionalizar España.
La polarización social ante el pasado, el empecinamiento separatista y la descomposición de un Régimen son los datos que nos ofrecen estas últimas elecciones.
Se hace vigente el dicho atribuido a Bismarck sobre que España es una gran nación porque resiste constantemente los esfuerzos de los españoles por derribarla.