Trocha cumple años… y nosotros con ella

8/FEB.- En el XXV aniversario de la creación del Grupo de Veteranos de la OJE en Cataluña.


Publicado en su núm. 244 de la revista Trocha, de febrero de 2023. Editado por Veteranos OJE - Cataluña. Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa. Para recibir el boletín de Trocha

Trocha cumple años… y nosotros con ella

Se cumplen veinticinco años del paso al frente de un grupo de veteranos de la O.J.E. en Cataluña para ayudar a la Organización de su infancia y juventud. Inmediatamente, surgió la idea de crear un boletín, ese que, de forma ininterrumpida, se ha venido publicando mes tras mes desde entonces. 

Cuando elegimos el nombre de Trocha, hubo camaradas que se extrañaron y nos preguntaron por el significado de esa palabra; acudimos al diccionario para explicarles, académicamente, lo que era una trocha: Una vereda o camino angosto y excusado, o que sirve de atajo para ir a una parte. Debemos aclarar que estaba en nuestras mentes el recuerdo de un antiguo boletín del Frente de Juventudes de Barcelona que se denominaba Atajo, y que tenía como lema Siempre que tengas un atajo, deja el camino real; por cierto, aquel periódico fue suspendido gubernativamente por su lenguaje claro, directo, ardiente y combativo. En fin, eran otros tiempos…

Quienes vivimos las primeras andaduras de la Organización Juvenil Española guardamos un bello recuerdo de aquellos años en que éramos, sucesivamente, flechas, arqueros y cadetes, y, luego, íbamos accediendo a puestos de mando y dirigentismo. La nostalgia se hace inevitable, claro, pero, por encima de ella, debemos mencionar los valores que se nos quedaron grabados, pues, como decía la canción como el acero se forja nuestra estirpe…” Valores como el servicio, la camaradería, la abnegación, la disciplina -tendente siempre a la autodisciplina-, la religiosidad sincera (que nos alejaba del fariseísmo)… Y el patriotismo, que nos llevaba a soñar con una España mejor que la teníamos en nuestro entorno; no éramos, en absoluto, complacientes ni conformistas.

Desde entonces, aquellos antiguos afiliados han derivado en veteranos, crecido en años y madurado en el pensamiento. Aquellos valores quedaron como algo permanente, como guía de un estilo o modo de ser, como acicate para el quehacer diario; teníamos un referente claro en la figura de otro joven, muerto prematuramente: José Antonio Primo de Rivera.

Contemplamos, ahora,  la España y el mundo de hoy; comprobamos que nuestras expectativas no se han cumplido en estos entornos, aunque sí en nuestras vidas, pues los valores en que nos educamos se han interiorizado de forma permanente y enriquecidos con el estudio constante. Por lo tanto, más que adaptarnos a las comodidades del consenso, preferimos militar en las acampadas del disenso.

Una España, socavada por la insolidaridad y el separatismo, por toda suerte de particularismos de territorio, de clase y de partido; empecinada en la injusticia social, que adopta actualmente su concreción en la estrechez y, aun, la pobreza en muchos hogares y en amplias capas de la población. Una España minada por las ideologías oficiales, que, de forma aberrante, horadan el concepto y la realidad de la familia, menosprecian la cultura heredada, cierran el paso a los jóvenes y ponen en entredicho la propia naturaleza humana y la vida…

Un mundo igualmente injusto, sometido a las mismas directrices ideológicas, donde no son extrañas la miseria, el enriquecimiento de unos pocos, y los enfrentamientos y las guerras; con una Europa que duda de sí misma y está muy lejos de configurarse como una unidad de destino en lo universal

No podemos, no, acomodarnos a este panorama y transigir con él en nombre de una supuesta tolerancia con lo que se lleva; no podemos engrosar las filas de la indiferencia y del pasotismo de una gran parte de la población  que ha elegido el fácil camino de dejar que otros piensen por ellos. Y no se trata de una simple rebeldía, de esa que desaparece cuando surgen las primeras cana… o se accede a la categoría de influencer. Seguimos diseñando en nuestras mentes y corazones otra cosa, y predicando nuestras razones a quienes estén capacitados para oírnos y entendernos. No es, pues, añoranza de juventud, sino compromiso de madurez. Buscamos las trochas y despreciamos los caminos amplios y concurridos; ¿no dice el Evangelio que hay que elegir las puertas estrechas y no las anchas, que llevan a la perdición?

Tenemos la gran esperanza de que hay muchos jóvenes que siguen nuestros caminos; no, por supuesto, con el mismo ritmo y la misma textualidad de la letra con los que seguimos los nuestros, pero sí como continuadores -consciente o inconscientemente- de la misma melodía, esa que informan los once puntos de la Promesa. Confiamos en ellos, puesto que han elegido también rehuir las atmósferas turbias y elegir, como nosotros hicimos y hacemos, la limpieza del aire libre.

TROCHA seguirá, no lo dudemos, dando ejemplo de constancia y de lealtad hacia esos valores, que son, además de verdaderos, intemporales. Aun a riesgo de otras formas de suspensiones gubernativas, como le sucedió a su antiguo precedente Atajo.