Entre las muchas páginas de la historia reciente silenciadas se encuentran las que se refieren a aquella inmensa obra educativa de la Delegación Nacional del Frente de Juventudes (de Juventudes y de la Juventud, en etapas más más próximas); y, dentro de esta obra, en concreto la actividad de los campamentos que cada verano llenaban la geografía española de tiendas y mástiles, canciones e ilusión.

Cientos de miles de muchachos pasaron por ellos, y es difícil encontrar en estos antiguos acampados un recuerdo negativo de su estáncia en estas ciudades de lona; antes bien, desde las personales posiciones ideológicas más dispares en la actualidad, se reconocen sus méritos, especialmente en tres aspectos sobresalientes: el primero, su carácter inclusivo, sin diferencia entre estatus sociales o inclinación de sus familias, en una verdadera reconciliación entre los españoles; el segundo, el interés porque en la juventud nacieran afanes de crear una sociedad más justa; el tercero, como leit motiv de fondo, la alegría, clara expresión del deseo joseantoniano de buscar una España alegre y faldicorta.

A esta alegría responde el nuevo libro de Manuel Parra Celaya, que recorrió todos los escalafones de la vida campamental, desde flecha-novato a jefe de Campamento de 1ª categoría. En efecto, este Diccionario de Campamentos, lejos de ser un manual a la antigua usanza, abarca multitud de conceptos y expresiones dese un prisma humorístico y, a la vez, riguroso.

De la A a la Z, desde sus primeras entradas (acampado, accidente, administrador…) hasta las últimas (zafarrancho, zorro), se van desgranando ideas, recuerdos y enseñanzas de la vida campamental, centradas, más que en lo académico, en la experiencia. El estilo literario es directo, desenfadado y claro, y se acopla perfectamente a aquella otra noción de estilo, o modo de ser, que constituía la razón última de las aventuras campamentales.

La introducción se debe a la pluma de Luis Buceta Facorro, doctor en Ciencias Políticas, Licenciado en derecho y diplomado en Psicología y Sociología, quien añade a sus títulos el de haber sido jefe Central de aquella Organización Juvenil Española en la que militó el autor del libro; en sencillas pero elocuentes palabras, se desgranan en esta introducción los elementos esenciales que componía la pedagogía seguida en aquellos campamentos.

A su vez, Manuel Parra Celaya, en las primeras páginas que abren el libro, expone su deseo de que este tenga buena acogida, no solo entre los más veteranos, sino entre jóvenes que «a estas alturas siguen gustando de pasar unos días al año durmiendo al aire libre, “bajo la noche clara y en lo alto las estrellas”, con sus huesos en una colchoneta o en el duro suelo y resguardados del relente y de los elementos por una lona; aquellos que, morral a la espalda, siguen gustando de recorrer senderos, campos, navas y montañas; aquellos que buscan en la naturaleza un medio para su propia formación, y la de otros jóvenes, aquellos que, con su propio paso y su ritmo, siguen rezando a Dios contemplando las maravillas de su Creación y no desertan de soñar con España».