MEMORIA DE LA HISTORIA

Aniversario de la Revolución de Asturias

Oviedo quedó devastada por los revolucionarios, destruyeron la Cámara Santa de la Catedral, la Universidad y la Real Audiencia, los tres pilares de la civilización de Occidente: Religión, Cultura y Justicia.

Publicado en Gaceta de la FJA, núm. 349, de octubre de 2021.
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Una silueta de un revolucionario de la época. Tras él las ruinas de la Universidad de Oviedo, con la estatua de Valdés Salas en el centro del patio.
Aniversario de la Revolución de Asturias

Aniversario de la Revolución de Asturias


Este mes de octubre se cumplirá el aniversario de la que es conocida, más bien, como Revolución de Asturias. Han pasado desde entonces 87 años y, sin embargo, los herederos de «aquella guerra preventiva», como la calificó un día el filósofo Gustavo Bueno, en vez de pedir perdón por el enorme daño material que causaron y también por los asesinatos de tanta gente inocente, siguen empeñados en reivindicar la memoria de aquel bárbaro y sanguinario movimiento obrero con el objetivo, según han dicho en algún momento, de edificar la sociedad socialista.

Para su reivindicación, en Oviedo, la ciudad que los revolucionarios dejaron devastada, destruyendo la Cámara Santa de la Catedral, la Universidad y la Real Audiencia, los tres pilares de la civilización de occidente: Religión, Cultura y Justicia, ahora miembros de la Fundación Juan Muñiz Zapico, vinculada al sindicato Comisiones Obreras, prepararon en su día una ruta por los escenarios de aquel octubre de 1934. Y además dejaron dicho:

«Esta ruta es una aportación pedagógica para el conocimiento de Oviedo y su Historia, tanto para sus habitantes como a sus visitantes. Trasladando el conocimiento académico y documental a las calles de la ciudad, a través de los restos de aquella contienda que aún son visibles y los lugares donde sucedieron. Un recorrido histórico, geográfico y visual. La Revolución del 34 es un acontecimiento de primer orden a escala mundial y Oviedo fue epicentro de los combates. Sus protagonistas, anónimos y conocidos son parte de nuestra historia social e incluso familiar. Esta actividad cultural es una aportación a la memoria colectiva de aquel Octubre».

La ruta fue guiada por tres profesores de Historia Contemporánea de la universidad ovetense, la que precisamente destruyeron, consiguiendo la pérdida irreparable de su biblioteca con la desaparición de unos 55.000 libros. Cifra que hacía de esta universidad uno de los establecimientos mejor dotados bibliográficamente de España. En ese conjunto destacaban más de 250 manuscritos, 66 incunables, valiosas obras impresas en el siglo XVI y muchos miles de libros de los siglos XVII y XVIII. En aquella destrucción absurda ardió también todo el archivo de la Universidad desde su fundación que, ideada en el siglo XVI por el arzobispo Fernando Valdés Salas, inició sus actividades en septiembre del año 1608.

Valdés Salas, inquisidor general de los Tribunales del Santo Oficio, que no presenció en vida ni una sola hoguera, vio cómo después de varios siglos el incendio convertía el alma máter en un montón de piedras y escombros y, entre ellos en pie, como si fuera sólo un símbolo, la estatua del inquisidor que estaba y está ubicada en el patio. Este detalle provocó, según Salvador de Madariaga, que Miguel de Unamuno dijera, en una de aquellas frases tan características en él:

«Allí estaba Valdés, advirtiéndonos con el dedo: ‘Ya os lo dije yo’».

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Palabras que algunos quieren hacernos olvidar, porque esta tragedia provocada por los socialistas en el templo de la sabiduría ovetense, fue recordada, por algunos periódicos, así:

«...en 1934, el edificio sufrió un incendio que sólo dejó en pie los muros gruesos y la arquería del patio de lado norte».

Está muy claro que todavía, en estos tiempos, muchos medios de comunicación parecen no estar dispuestos a recordarnos y decirnos de manera clara quiénes fueron los culpables de aquella destrucción que provocó la dinamita y el fuego para, de esta manera, seguir ocultando la evidencia histórica. Es lo que Julián Marías llama «la falsificación del pasado». Algo que la izquierda española sigue haciendo en la actualidad.

El incendio trajo consigo la pérdida, como ya he dicho, de su biblioteca con la desaparición de los miles de los libros, una cifra que hacía de esta Universidad uno de los establecimientos mejor dotados bibliográficamente del país. Dijo, en cierta ocasión, quien fue el bibliotecario de la Universidad, Ramón Rodríguez, comentó que en caso de poder recuperarse algún libro de los quemados en aquella barbarie, él recuperaría...

«una biblia medieval miniada, del siglo XIII. Un ejemplar único. En aquel incendio absurdo ardieron casi cien incunables y todo el archivo de la Universidad desde su fundación».

Al mismo tiempo, el que fue catedrático de Historia del Derecho, Ramón Prieto Bances, declaraba a la prensa a los pocos días de la destrucción de la Universidad:

«Lo que más siento es la desaparición de las dos bibliotecas de la Universidad: la biblioteca general y la biblioteca especial de la Facultad de Derecho. Los laboratorios desaparecidos son de fácil reconstrucción. Lo que no puede reconstruirse son esas dos bibliotecas que tenían un fondo antiguo valiosísimo e inapreciable». Y añadía también: «Se han perdido notables obras de arte, como cuadros de Zurbarán, de Ribera y de otros pintores estimables del XVIII y XIX. Retratos de antiguos alumnos como Martínez Marina. Muebles y tapices del siglo XVII verdaderamente notables».

Por su parte, quien llegaría a ser rector de la Universidad, Valentín Silva Melero, bibliotecario en su época de estudiante, comentaba a la prensa que la biblioteca de la Facultad de Derecho, absolutamente independiente de la general, comenzó a formarse en el año 1878 y tenía como donantes, entre otros, al prestigioso catedrático ovetense Víctor Díaz Ordóñez y a la Universidad de Bolonia. Según cálculos, esta biblioteca poseía unos 14.000 ejemplares, aunque no se podía saber la cifra exacta porque también fueron destruidos los ficheros y los catálogos. Valentín Silva concluía con estas palabras:

«Contaba con las mejores enciclopedias jurídicas del mundo y con las colecciones de revistas más interesantes, algunas de las cuales habían iniciado su publicación hace más de un siglo y va a ser dificilísimo encontrar».

La voladura de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo y el asesinato de 34 religiosos, incluidos varios seminaristas, será motivo de un próximo artículo.

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