OPINIÓN | RAZONES Y ARGUMENTOS
Adam Michnik, o la función del intelectual
«La tolerancia es signo de madurez personal. Perdonar sin olvidar lo es de madurez social». «El ser humano siempre vivirá en una sociedad imperfecta, en la que siempre habrá conflictos; la democracia es la administradora, no la solución, de estos conflictos»… Son pensamientos que nos brinda Adam Michnik.
Adam Michnik, o la función del intelectual
Adam Michnik, editor de uno de los medios periodísticos más importantes del pensamiento liberal en Europa ̶ el diario polaco Gazeta Wyborcza ̶ , presenta todas las señales que un clasificador de humanos exigiría para calificarlo de intelectual (intelectual = el que siempre piensa desde la duda).
Al repasar diversos apuntes que tengo anotados sobre él me vienen a la cabeza, de forma instantánea, algunos personajes que presentan rasgos caracterológicos similares: el Sócrates de «solo sé que no sé nada»; el Newton de «lo que sé es un vaso de agua, lo que ignoro es un océano; el Unamuno de «no soy de ningún partido, porque si lo fuera me partiría»; y el José Antonio de «la actitud de duda y el sentido irónico, que nunca nos dejan a los que hemos tenido, más o menos, una curiosidad intelectual, nos inhabilitan para lanzar las robustas afirmaciones que se exigen a los conductores de masas». El denominador común de todos ellos en la duda. ¡Siempre la duda!
Tal vez por esa cuestión de ser presa de una duda perenne, el verdadero intelectual es el más esclarecido enemigo del pensamiento totalitario, que es el dogmatismo, sea el que proviene de las llamadas ‘derechas’ como el que tienen inoculado como marca de la casa las llamadas ‘izquierdas’. A Michnik le tocó lidiar con estas últimas, dentro de una Polonia ahogada por la dictadura comunista, al mismo tiempo en el que la progresía europea se las tenía con el espantapájaros del imperialismo yankee y su guerra del Vietnam.
Esta oposición a todo totalitarismo ̶ sobre todo al más perverso, el del pensamiento único ̶ , lleva a veces ̶ y Michnik es un ejemplo palmario de ello ̶ a luchar en campos aparentemente contradictorios. Pero eso no significa necesariamente que exista contradicción, sino búsqueda de la verdad, porque la ‘búsqueda’ es la otra cara, junto con la ‘duda’, de la moneda intelectual.
La clave para descifrar esta presunta contradicción la apunta Ángel Jaramillo en un artículo sobre Michnik aparecido en Letras Libres el 30 de noviembre de 2004: el quid de la cuestión es entender que el ser humano siempre vivirá en una sociedad imperfecta, en la que siempre habrá conflictos, y también que la democracia es la administración del conflicto, no su solución.
La visión de cualquier totalitarismo, por el contrario, parte de una premisa contraria: la implantación de su credo, dice, eliminaría de raíz todo conflicto, porque ese credo es la perfección. Si en el camino para implantarlo se presentan frenos, para superarlos no hay que pararse en minucias como el asesinato, la persecución y el exterminio del disidente; estos serán hechos puntuales, accidentes del camino hacia la paz y la felicidad totales y definitivas. Para los totalitarios, el fin siempre justifica los medios.
La actitud crítica de Michnik puede ser considerada relativista, término éste que puede ser usado positiva o negativamente. En negativo, cuando denota una especie de esnobismo nihilista que se evade de la realidad de las cosas; en positivo, cuando parte de una visión condescendiente y comprensiva de la pobre condición humana, tan llena de debilidades, que recuerda el mandato evangélico: ‘¡Levántate, y anda!’.
Ésta última es la postura de Michnik: comprensión no exenta de crítica para avanzar y duda como presupuesto de la búsqueda.
En la entrevista que le hizo Lluis Amiguet para La Contra de La Vanguardia, publicada en la edición del 4 de agosto de 2016, Michnik proclama en la cabecera de la misma: «Con los años, lo normal es volverse tolerante; si te vuelves intransigente, es que no eres normal». Se podrá, en fin, estar de acuerdo o en desacuerdo, en todo o en parte, con la trayectoria intelectual y humana de Adam Michnik, pero de lo que no cabe duda es de que incita a pensar, tarea eminentemente humana, nunca ‘funesta manía’.
Como Diógenes con su lámpara, que iba por las calles de Atenas a plena luz del día ‘buscando hombres’ ̶ o sea, gente que pensara ̶ , debemos agradecer a este judío polaco de trayectoria vital complicada pero siempre intelectualmente honesta, su apuesta por la tan imprescindible y hermosísima tarea de pensar.
Adam Michnik, nacido el 17 de octubre de 1946 en Varsovia, fue uno de los principales líderes de la oposición al gobierno totalitario del Partido de los Trabajadores Unidos de Polonia y fue cofundador, junto con Jacek Kuron, del Comité de Defensa de los Trabajadores (KOR) en 1976. Participó en las conversaciones de la Mesa Redonda en 1989 antes de ser elegido diputado en el Sejm polaco el mismo año.