OPINIÓN
La bondad de Sánchez
Publicado en primicia por el digital El Debate (22/FEB/2022).
Recogido posteriormente, con autorización del autor, por la revista Desde la Puerta del Sol núm. 590, de 23 de febrero de 2022. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.
La bondad de Sánchez
Para uno de esos encargos que, a veces, como escribió Galdós, «llegan en mala hora y a destiempo», he frecuentado estos días el sabio Refranero recopilado por Luis Martínez Kleiser y publicado en 1953; un volumen de casi ochocientas páginas a tres columnas. Y ante mi sorpresa, sería por la circunstancia política o por mi cabreo, me he topado con Pedro Sánchez, sí, el presidente. He encontrado en él una bondad aunque no excluyo, a estas alturas y con lo que vivimos, que tenga otras.
El refrán 7.533 nos enseña: «Quien bien hace a su enemigo, a Dios tendrá por amigo». Me explico. El año pasado alguien de Moncloa –según el propio Casado trasladó a Ayuso– le informó de unas cantidades que el hermano de la presidenta madrileña había ganado en una transacción comercial que nacía de un contrato con la Comunidad, perfectamente legal, en el momento del zarpazo más cruel de la pandemia y cuando el Gobierno de Sánchez no se preocupó de abastecer de lo más elemental a los sanitarios. Esos contratos los hicieron otras comunidades y el Ministerio de Sanidad, incluso a empresas que no tenían ni domicilio social. Pero resulta que las cifras dadas por Casado urbi et orbi eran falsas, estaban engordadas porque la declaración a Hacienda no se refería a un solo contrato. Todo este enredo lo contó magistralmente Ramón Pérez-Maura en su columna El Código Penal pende sobre Casado.
Con su tan bronca reacción radiofónica el presidente del PP, aparte de exponerse a la comisión de un delito –no de un «casi delito»–, como cuenta con datos Pérez-Maura, al hacer pública información personal reservada procedente de una institución pública, el Ministerio de Hacienda, cerró las vías de arreglo a un lío apoteósico producido el día anterior con intervenciones sucesivas de Ayuso y García Egea en las teles. Ingenuamente creí que su entrevista con Carlos Herrera, o sea, su aparición tras un día desaparecido, se dedicaría a apaciguar la grave situación desde su superior posición de líder del PP y no a echar más leña al fuego. La echó.
El residente en Moncloa, feliz y con sonrisa primaveral, que obviamente sabía el apaño de los papeles entregados por su equipo, probablemente por su ministro más próximo, al jefe de la leal oposición –que así se llama en el Reino Unido–, deshojaba en su despacho monclovita la margarita de si comportarse bien, mal o peor. Mientras, el PP, su hipotética alternativa de Gobierno, se desangraba, los sondeos –y no de Tezanos– ofrecían un bajón considerable, y muchos de sus afiliados, simpatizantes y votantes se sentían defraudados por actitudes tan infantiles como la emulación de Mortadelo y Filemón. Lo del espionaje lo negaba el secretario general en su comparecencia televisiva pero como los detectives son profesionales serios habían grabado el intento de contrato, que no fue aceptado porque consideraron ilegal el encargo. Luego se publicó que todo se había ideado en la «sala de guerra» de García Egea.
¿Por qué ha sido bondadoso Sánchez? Volveré al refrán; «Quien bien hace a su enemigo, a Dios tendrá por amigo». No sé si al presidente le importará más o menos tener a Dios por amigo –en Wikipedia se le considera ateo– pero resultó bondadoso. Al preguntarle un periodista si barajaba convocar elecciones anticipadas dio a entender que no. En Sánchez nunca se sabe si un no o un sí son duraderos. Pero es una bondad al PP. Una consulta electoral convocada ahora sería un desastre para el PP, una tragedia. Sánchez podría dormir tranquilo en su colchón muchos años.
¿A qué se debería la tragedia y a quién? A una especie de mixtura de personajes y situaciones de cómics: Pepe Gotera y Otilio, Don Ulises Higueruelo, Melitón Pérez y Los grandes inventos del TBO, además de los entrañables Mortadelo y Filemón ya citados. Las cualidades y defectos de esos personajes vienen al caso. ¿Que a los jóvenes no les suenan esos nombres y no llegaron al TBO? Como se dice ahora: les falta relato. Y hay que tener relato. No haber vivido no quiere decir no leer o no tener curiosidad. El poder distrae y atonta sobre todo cuando no se tiene en la medida que se desea.
El PP debe aclarar y, en su caso, enderezar el camino. El otro día Ignacio Camuñas, viejo amigo con las ideas claras, apuntaba en una televisión que ya existen dos líneas distintas en el PP. Unos, y cada vez es más evidente, están en la vía del pacto con el PSOE; en un artículo anterior recordé las declaraciones de Casado en La Nación de Buenos Aires el pasado 8 de diciembre. Personalmente, creo que un pacto con el PSOE de Sánchez sería el mayor error que pudiera cometerse. Otros están en la vía de un pacto con Vox. Obviamente doy por hecho que se acabaron las mayorías absolutas. Con el PSOE, el PP sería la derecha, siempre tildada de derechona. Con Vox sería una derecha centrada.
El PP no debe caer en la trampa de excluir a Vox, una derecha constitucional, mientras Sánchez pacta con los enemigos de la Constitución y de España. Sería bueno saber qué piensa Mañueco de las imposiciones de Génova, con vaselina o sin ella. Una u otra opción de pacto –PSOE o Vox– puede gustar más o menos, pero las dos vías existen y el PP tendrá que ubicarse. Y eso surgiría desde la claridad de un Congreso Nacional libre, sin gestapillos, sin presiones cupulares, y cumpliendo el presidente elegido lo que anuncie que va a hacer. Sin zigzagueos ni dudas y con una Secretaría General alejada de enfrentamientos territoriales a lo Capitán Trueno. Lo importante es sacar a España del peor y más dañino Gobierno que hemos padecido desde la recuperación democrática.
La bondad de Sánchez, como tantas cosas en él, es reversible. El refrán 7.481 reza: «Con bondad se adquiere autoridad» y el refrán 7.592 señala: «La bondad merma autoridad». Dos refranes que se contradicen. O sea, Sánchez. Y no sólo él por desgracia.
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