OPINIÓN

Hispanidad

Una vez más, a lo largo de los tiempos, un pueblo acortó distancias con otros y entro en sus tierras, convirtiendo la potencia preponderante en gente propia a los pobladores de la tierra conquistada, de la misma forma que Roma dio ciudadanía a los pueblos ibéricos.


Publicado en el número 34 de Somos, de octubre de 2021. En la sección Opinión. Editado por la asociación cultural Avance Social. Ver portada de Somos en La Razón de la Proa (LRP).

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Hispanidad


Las aguas del Rubicón tuvieron que mojar los cascos del caballo de César en un minuto exacto de la Historia.

Desde el principio de los tiempos, la búsqueda de lo que nunca existió y el ansia de vida mejor, de fortuna y de fama, movieron al hombre más allá de sus límites inmediatos, superando obstáculos y venciendo las resistencias que se le oponían.

El mundo que conocemos es el resultado de todo eso y desde siglos y siglos antes de que se produjera el descubrimiento del Nuevo Mundo –hay quien dice que éste fue la primera globalización–, ya se habían producido migraciones de pueblos, invasiones, volatilizaciones de fronteras y desapariciones de imperios. La empresa del descubrimiento fue un episodio más del progreso del hombre y hubo de producirse precisamente cuándo y cómo se produjo para convertirse en hecho histórico.

Con afanes devaluatorios, se nos habla a menudo de muy anteriores viajes, avistamientos y presencias reflejados en las sagas nórdicas. Sí…, era posible llegar desde Islandia a Groenlandia y de ésta a Terranova y península del Labrador aún con los primitivos medios de navegación del siglo X. Si así fue, la relevancia histórica del hecho ha sido nula.

También nos dicen que, por accidente o voluntad oculta, navegantes chinos, fenicios, templarios y quién haga falta, hubieran podido llegar antes. ¿Y qué? ¿Qué efecto tuvo todo eso –en caso de ser cierto– sobre el mundo antes de 1492? La respuesta es nada y si algo hubo, quedó reducido a ámbitos esotéricos de relevancia histórica igualmente nula.

Es innegable que, dejando de lado mitos e historietas, la obra del Descubrimiento es española.

Una vez más, a lo largo de los tiempos, un pueblo acortó distancias con otros y entro en sus tierras, convirtiendo la potencia preponderante en gente propia a los pobladores de la tierra conquistada, de la misma forma que Roma dio ciudadanía a los pueblos ibéricos.

Pero, además, España aportó a los pueblos de América el elemento que había sido decisivo para su propia unificación: la religión católica, que reconoce a cada hombre la libertad de salvarse y condenarse en la vida eterna a consecuencia de sus actos en la vida terrenal. Por primera vez, la más alta instancia de la potencia preponderante, la reina Isabel I, –«Cásense españoles con indias e indias con españoles» tomó desde el inicio medidas para promover el mestizaje, rasgo distintivo único de este imperio que contrasta con los métodos colonizadores de otros países europeos.

Por primera vez la potencia preponderante se planteó dudas sobre la rectitud de la empresa conquistadora –Controversia de Valladolid–, que quedó legitimada al amparo de una religión y unos principios morales que consideran al hombre portador de valores eternos, es decir, libre, íntegro y digno.

Por primera vez la potencia preponderante estableció una legislación laboral reinando Felipe II, que se fue modificando y recopilando a lo largo de la presencia española en América. Unos ejemplos de hacia dónde miraban las Leyes de Indias:

«…que ningún Adelantado, Gobernador, Capitán, Alcalde ni otra persona (…) sea osado de cautivar Indios naturales de nuestras Indias, Islas y Tierrafirme del mar océano, descubiertas ni por descubrir, ni tenerlos por esclavos (…) y castigar con todo rigor, pena e privación de sus oficios y cien mil maravedís».

«…la tierra donde la coca se cría, es húmeda y lluviosa y los indios ordinariamente se mojan y enferman de no mudar el vestido mojado: por ello, ningún indio pueda entrar sin llevar el vestido duplicado para remudar y el dueño de la coca tenga especial cuidado de que esto se cumpla. En caso contrario, la sanción será de 500 pesos aplicados por terceras partes a la Real Cámara, al Juez y al Hospital de los indios que trabajen la coca».

«…A los Indios que se alquilaren para labores del campo y edificios de Pueblos se les ha de pagar el jornal por el tiempo que trabajaren y mas la ida y vuelta hasta llegar a sus casas, los cuales puedan ir y vayan de diez leguas de distancia y no más».

«Que las minas no se labren por parte peligrosas y se procure que los Indios trabajen en ellas de su voluntad».

«los indios que en el trabajo de las minas se descalabrasen, reciban del patrono durante el tiempo de su curación, la mitad del jornal».

«Todos los obreros de las fortificaciones y las fábricas trabajarán ocho horas al día, cuatro por la mañana y cuatro por la tarde; las horas serán distribuidas por los ingenieros según el tiempo más conveniente, para evitar a los obreros el ardor del sol y permitirles el cuidar de su salud y su conservación, sin que falten a sus deberes».

Lo anterior es un dato, es legislación laboral en defensa del trabajador indio en su ámbito específico. Como en toda obra humana, habría canalladas, abusos e incumplimientos, así como los hay también en estos tiempos tan democráticos y derechohumaneros, pero los indígenas, en las posesiones extraeuropeas de los pluscuamperfectos protestantes, ni soñaban con algo así.

Los que condenan la presencia y actuación española en América, no son capaces de enumerar y cuantificar las víctimas de las horribles matanzas, sevicias y humillaciones que, según ellos, cometimos por aquellos lares. Sin embargo son perfectamente enumerables las obras públicas, infraestructuras, establecimientos docentes, reordenaciones de producción y distribución de bienes, etc., acometidas por España en beneficio de los habitantes de aquellas tierras, porque eran españoles y aquello era España. Olvidan muchos indigenistas ridículos que si hoy pueden expresarse por escrito en sus lenguas autóctonas, es porque esas lenguas fueron recogidas, sistematizadas y dotadas de grafía por los “opresores” españoles.

Los que amamos a España porque no nos gusta, debemos estar orgullosos, partiendo de datos y razones, de aquella parte de nuestra historia; debemos despreciar las descalificaciones absolutas que se han lanzado y se lanzan contra ella y debemos reírnos en la cara de los ¿españoles? que las asumen acrítica y servilmente.

Así pues, en este 12 de octubre de 2021, ¡Arriba los valores hispánicos!

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