En estos últimos días, estamos viendo cosas verdaderamente sorprendentes. Si podemos decir que el Siglo XX se despidió con la caída del muro de Berlín, y la práctica desaparición del poder comunista en Europa, el Siglo actual parece no querer quedarse atrás en lo que a sorpresas se refiere.

En el mes de enero pasado, pudimos ver como una epidemia desconocida se cebaba con la población China, o al menos con la población de una provincia de nombre impronunciable, completamente desconocida para la inmensa mayoría de los “avezados” occidentales.

Se trataba de una epidemia nueva que creíamos que solo afectaría a la subdesarrollada China y que incluso pondría a prueba el poder comunista en esa nación.

Nosotros, los engreídos habitantes de Occidente, estábamos seguros de que la epidemia no nos afectaría, al menos en grandes proporciones.

• Pero, en qué poco tiempo la perspectiva ha cambiado, resulta que el país autoritario que es China ha conseguido superar, en tiempo record, la epidemia, hasta el punto de frenarla en seco, y no solo eso sino que además, es capaz de producir y vender millones de objetos sanitarios decisivos para controlar la epidemia.

Y mientras tanto, el mundo Occidental, con EEUU a la cabeza y la Unión Europea detrás, son incapaces de ponerse a fabricar elementos tan primarios.

Aquí estamos, como tontos, esperando a que China nos envíe suministros sanitarios básicos.

Pero no se queda ahí la cosa, resulta que hemos descubierto que la región china afectada por la epidemia, tiene una capital que lejos de ser un poblado subdesarrollado, es una ciudad modernísima y con unas instalaciones y edificaciones de ultimísima generación.

Mientras tanto, la nación que dirige Occidente, los EEUU, son ya los primeros en número de contagiados, y los europeos nos debatimos en egoístas discusiones entre los vanidosos países del norte y los pobres parias del sur, acusados de “manirrotismo” por los primeros.

Es más que posible que pronto escuchemos al despeinado primer ministro británico decir: “ya os lo dije yo, los del sur son pigs y como tal se comportan” y en ese caso es también posible que también escuchemos al presiden-te de EEUU decir. “no merecen estar entre la élite mundial”

“Pedazo de clasista insoportable”

En fin, todo ello me hace pensar que estamos lejos de conseguir vencer a la epidemia, aquí no hay unidad, ni siquiera coordinación, cada uno va a lo suyo y mientras tanto nuestro imperio se hunde y emerge con inusitada fuerza uno nuevo en el Extremo Oriente.

¡Vivir para ver!
29 marzo 2020
P.D. “Seguro que eso no se queda así, continuará”