Cuando España reclamaba Gibraltar
"Clavado está el peñón como una torre infiel"... Cantábamos en las marchas juveniles. [Ver letra] [Escuchar canción]
Es posible que referirnos a Gibraltar, esa espina clavada por un supuesto amigo y ex-socio (¿?) desde hace más de trescientos años será algo extemporáneo, con lo que está cayendo puertas adentro; “patriotero”, faccioso y anacrónico, pero ,aún así, a algunos de nosotros nos sigue doliendo ese pinchazo, seguramente casi como le dolieron a aquellos habitantes del peñón obligados a salir de él e instalarse en el exilio (¡ese sí) de la Línea…
Hay circulando una curiosa anécdota contada por el capitán de navío Ángel Liberal, de prestigiosa estirpe marinera, sobre las andanzas de un viejo dragaminas, el Tambre, en aguas de la bahía de Algeciras, durante los primeros años 70, cuando España reclamaba el peñón, y cuando la verja estaba cerrada…
El ”pobre” Tambre (Smokey Joe le llamaban ⎼ridiculizándolo⎼ los ingleses) usaba el carbón como combustible; una hulla española, de baja calidad y muy… muy humeante. Y en su apabullante inferioridad ante la flota británica que le acosaba en su justa ⎼aunque disputada⎼ reclamación de las aguas territoriales, al no poder competir “al cañón” lo hacía “al humo”, poniéndose a barlovento, con lo que la pulcra y brillante fragata británica recibía todo el hollín de las vetustas y honrosas calderas del Tambre, ”obligándola” a retirarse a la dársena contrabandista con sus limpios y planchados “whites“ uniformes ennegrecidos.
En aquellos años, con la economía subterránea gibraltareña depreciada por el cierre de la verja, por el semibloqueo de las aguas próximas y por el desarrollo económico del Campo de Gibraltar, con su refinería de petróleos, entre otras importantes inversiones estatales, todos los buques de la Armada Española que navegaban por el estrecho tenían la orden de fondear en la línea que separaba las aguas competenciales. Allí permanecían unas horas para continuar su rumbo hacia el mediterráneo o hacia el atlántico. Indefectiblemente, una patrullera británica se le acercaba y proclamaba que aquellas aguas eran británicas, y que las abandonaran, reclamación a la que nuestros buques, naturalmente, no hacían caso.
Durante mi amada e inolvidable época de médico de la Armada, comisionado en el precioso destructor Roger de Lauria (¡de Lluria, dirían algunos ahora!) viví una experiencia similar.
Mandaba el Roger de Lauria el capitán de fragata don Tomás Arrollo, magnífico y cordial jefe. Navegábamos hacia Gran Canaria. Cumplimentando órdenes fondeamos en la bahía de Algeciras. Al rato se presentó junto a la aleta de estribor la consabida patrullera, transmitiendo, en inglés, claro: ¿Quiénes son ustedes; a dónde se dirigen? Están en aguas británicas, abandónenlas… La respuesta, escueta, contundente: ¡Váyanse a tomar…!
Ahora, con la salida del Reino Unido tras el Brexit el Gobierno español ha tenido otra oportunidad para actuar con dignidad y con honor, aunque éstas sean virtudes en desuso, y lo importante, según los políticos actuales, de derechas o de izquierdas sea la economía... y la mansedumbre. Es decir, no molestar lo más mínimo a los turistas británicos, ni a los semiesclavizados trabajadores del entorno, que hasta tienen prohibido dormir en la colonia. Eso sí, les han vacunado, para que no contagien a los llanitos ni a los militares británicos allí estacionados.
Dudo mucho que se aproveche esta nueva oportunidad, tras 50 años de nuevas renuncias y humillaciones. Me temo que ahora ya no tenemos ningún Tambre que ahúme a los británicos, ni a ningún mando que de órdenes de fondear en la visectriz de la bahía. Ni a ningún comandante que los mande a tomar…
Eran años de austera dignidad. ¡Oh tempo; oh more!