La tentación conservadora

4/ENE.- Muchos de nosotros, ya en un inevitable atardecer de la vida, cantábamos en nuestra juventud ese crepitante grito, en los actos, en las calles...

Publicado en Gaceta Fund. J. A. núm. 352 (ENE/2022). Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

La tentación conservadora

«¡Viva, viva la Revolución; viva, viva Falange de las JONS…»

Muchos de nosotros, ya en un inevitable atardecer de la vida, cantábamos en nuestra juventud ese crepitante grito, en los actos, en las calles: «que sí queremos el Estado sindical…», entre otros versos. Lo gritamos en la juventud, lo soñamos después y lo recordamos ahora; ahora que nuestra voz no es tan potente, ni tan vibrante, pero nuestro afán permanece. Aquel afán revolucionario, idealizado, utópico, llenó nuestros decenios primaverales, con las miradas en los luceros, las camisas remangadas ¡en los noviembres del Valle!

Tras la época heroica, las frustraciones, las labores profesionales, las familias, la diáspora de los camaradas, amortiguaron gritos, exigencias y conductas. De la Revolución Pendiente muchos pasamos a la ”profunda reforma”. Tanto que ━algunos━ seguimos con la Reforma Social Española del llorado Manolo Cantarero, en su intento frustrado de darle una salida al falangismo. Y casi todos, nos hicimos “reformistas,” con nuestras canas, nuestras adiposidades, nuestro aburguesamiento. Ciertamente no todos, porque han perdurado grupos que, como en el 33, permanecían inasequibles al desaliento y seguían gritando en los actos, en las calles.

Fue ley de vida. Pero muchos de los que ━inevitablemente━ nos aburguesamos, seguimos aspirando, más sosegadamente, a la Patria, el Pan y la Justicia. Y seguimos intentando que nuestra conducta sea de izquierdas y de derechas, con los dos ojos bien abiertos.

Si durante años muchos de los nuestros nutrieron las filas izquierdistas donde esperaban reencontrar aquellos ímpetus iniciales, ahora, en la sociedad consumista, antiheroica, alejada de lo Alto en la que deambulamos, muchos de los que antes se decían falangistas y ahora apenas manifiestan un leve regusto joseantoniano, apoyan ━ya sin remilgos━ las tendencias políticas abiertamente conservadoras.

Son excamaradas que, si hace decenios renunciaron al ¡Viva, Viva La Revolución!, también lo han hecho con el reformismo, y solo miran al José Antonio juvenil, inmaduro, de antes de 1933, al de la Unión Patriótica de su padre. Pese a todo, personalmente, me sigo esforzando en tener los dos ojos bien abiertos. Y sigo gritando ━flojito, eso sí━ ¡Arriba España”.



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