El presidente ucraniano, aplaudido hasta por los comunistas españoles en las Cortes tras la incomprensible traducción de su discurso, rememoró Guernica, ese imperecedero símbolo del antifascismo comunista que recuerda las 250 víctimas, más o menos, producidas por un bombardeo durante la guerra civil española. En su primitiva formación comunista no estaba incluido el bombardeo de Cabra por la aviación soviética, con sus 126 muertos, ni el verdadero genocidio –este sí– e Paracuellos, con sus 4.000 asesinados, más o menos…

Y es que en una guerra se producen víctimas mortales de personas, muchas veces civiles, ajenas al enfrentamiento directo. Son los que los usacos denominan “daños colaterales”, demasiado frecuente en sus múltiples acciones bélicas en otros países.

250 muertos en Guernica…126 en Cabra… Triste y lamentable, aunque con un dramatismo mil veces inferior a los bombardeos “demócratas” de Dresde, Hamburgo, Berlín, Hiroshima… O a los asesinados en Paracuellos del Jarama, por el “delito” de ser católicos o de ser conservadores; teóricamente ”protegidos” en las cárceles o en sus hogares.

No. Zelensky no estuvo en Guernica, ni en Cabra, ni en Paracuellos, ni en Dresde… Ni su traductora, tampoco.