Quizás en el fondo del socialismo español exista un cierto grado de españolidad socialista.

Si, según nos dice la historia, en cierta ocasión España se acostó monárquica y se levantó republicana, ahora, el mejor día, España se acuesta en la Primera Transición y se levanta con la Segunda, que viene a ser lo mismo que lo anterior.

• En evitar este remarque histórico, se aprestan con armas y bagajes, no solo los partidos de centro y de derecha, que sería lo normal, sino la vieja guardia del PSOE, escandalizada por las mentiras, escenificaciones y trucos de trilero que viene llevando a cabo el mago Pedro Sánchez; esta vieja guardia se horroriza porque el susodicho pretenda, no solo que a España no la conozca ni la madre que la parió (Guerra dixit), sino que en modo alguno se parezca a sí misma.

Alguien dijo que la izquierda de hoy es la derecha de mañana; se trata de una pura ley biológica, esa que transforma a las personas, las dota de canas, les afloja las carnes y les arma de paciencia y, en ocasiones, de perspicacia y de sentido común.

• Pero hay algo más, que concierne al PSOE: quizás en el fondo del socialismo español exista un cierto grado de españolidad socialista, que se asoma en personajes como Julián Besteiro, Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto, frente a la línea asilvestrada de Largo Caballero.
• En la actualidad, no dudo que, en el seno del Partido Socialista, la vieja guardia mencionada se inspire, no solo en Surennes, sino en los primeros tres prohombres mencionados, mientras otro sector siente cierta nostalgia de los tiros en la nuca a los representantes de la oposición.

Lo cierto es que a Felipe, a Alfonso, a Joaquín y a un largo etcétera, les suena a música de palanganas el pacto con UP y los previsibles acuerdos (si no están ya firmados y rubricados en escenarios como Pedralbes) con los separatistas de Cataluña y del País Vasco, bajo la sombra protectora de Iceta.

¿Qué facción socialista predominará?

• El tema de los ERE andaluces ha enturbiado aún más los pronósticos al respecto. En todo caso, nosotros desearíamos que la E de sus siglas no desapareciera de facto si la línea sanchista se impone a costa de la unidad de España y de su solvencia como nación.