A mis compadres

Me permito considerar compadres a nuestros lectores aprovechando las entradas 4 y 6 del diccionario de la RAE, pues, entiendo, son ya amigos nuestros, pues nos estamos comunicando casi todo lo que va pasando por España, nos alegramos en común de lo bueno y nos cabreamos profundamente por lo malo o desagradable, con variantes creo que sentimos parecidos amores a nuestro país, no pertenecemos a ningún grupo político y por lo tanto somos libres de credo y opinión.

Y celebramos vayan considerando como suyo este modesto digital, pues no son pocas las colaboraciones que recibimos si bien nos resulta imposible darlas cabida a todas ya que tendríamos que ser de aparición diaria y con un número de páginas excesivo.

Pero como estos días aparece información que se va quedando vieja al poco tiempo pues es abrumada por otra nueva, nos hemos permitido aparecer también este sábado para reproducir algunos envíos de españoles que no pueden soportar los aconteceres de cada día en absoluto silencio.

Por otro lado, reproducimos dos interesantes artículos.

Uno de Jesús Cacho, «El rey Felipe y una TVE en estado de alarma» que hay que leer hasta el final y sacar consecuencias.

El otro, de Juan Manuel de Prada, al que frecuentemente traemos a estas páginas por la claridad con la que se manifiesta, que de forma distinta incide en el tema que trata Jesús Cacho, y ya hemos tocado en varias ocasiones aquí.

E invitamos a leer sin falta la deliciosa «parábola» del marino mercante Juan Zamora Torres.

Hasta mañana que seguiremos, despidiéndonos con un botijo del alfar Parra, de Priego, Cuenca, y, naturalmente, España.

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