¡Aleluya, ha empezado la caza!
Había que levantar las alfombras, era necesario limpiar los rincones, imprescindible buscar a las ratas y encontrar por donde se esconden.
Publicado en la revista El mentidero de la villa de Madrid (26/MAR/2024). Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.
Con más o menos decisión y osadía, no eran pocos los medios que venían insinuando la necesidad de limpiar de trileros, fulleros y cuatreros la casa de los españoles, que es España. Sin quitar primogenituras a nadie, creo que nosotros, en nuestro limitado campo, veníamos anunciado la necesidad de esa tarea desde hace tiempo. Estaba cantado. Había que levantar las alfombras, era necesario limpiar los rincones, imprescindible buscar a las ratas y encontrar por donde se esconden; y ponerlas donde deben estar. Por cosas tontorronas se enzarzan los jueces en juicios interminables que no llevan a ninguna parte y sin embargo les cuesta trabajo acceder en no pocos lugares donde se juega sin autorización, baldear los lugares sucios que van encontrando, y dejar limpio de toda mácula el lugar.
¿Qué no es misión de los jueces meterse dónde nadie los llama? Pues es verdad, porque para eso está el Ministerio Fiscal que tiene la misión de promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público titulado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales. Concreto y claro.
Pero acercándonos a este cuerpo tan importante del Estado hemos encontrado poca preocupación respecto a los temas que ahora resurgen. Casi nada. Y tardíos. Incluso en algunas ocasiones escondiendo algunos trapillos que aparecían manchados. Pero lo importante de lo que ahora anda en el candelero, no aparece por parte alguna. Apenas se han escuchado algunas quejas que han sido solucionadas directamente por las altas jerarquías del lugar o de otros términos próximos. Da la sensación de que no han estado cumpliendo su misión, o que trabajan en contra. O estaban sin saber qué hacer; o algo los obstruye.
Mas hemos llegado a un punto en el que han de meter la mano, cumplir la misión que tienen, olvidar si se juegan o no ascender en el escalafón según lo que hagan, y llevando a los juzgados los correspondientes expedientes, bien documentados, para que éstos inicien el proceso correspondiente.
Por un lado parece fácil porque parte de la prensa está facilitando información respecto a quiénes, cuántos, cuándo y dónde han estado atentando contra el Estado y sus súbditos, contra los intereses de la nación y los del español que vive dando trasquilones toda vez que le faltan ingresos para una vida decente. Y, usando el saber, actuar. Sin compasión. Sin miedo.
Sin tener en consideración lo que grite el presidente del Gobierno en el parlamento; griten la vicepresidenta primera María Jesús Montero o Ana Redondo, ministra de Igualdad ésta, que no pierden ocasión; ni lo que suelte con infamia, perversidad y felonía la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, que además actúa de portavoz del Gobierno. Al ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ni siquiera lo queremos mencionar. Así sea.