Apenas amanece.

26/01.- Algunas amanecidas nos aportan, además de esa mugre, una gota imperceptible, distinta, que colma el ambiente de un aroma absolutamente diferente...

​Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol, núm 408, de 26 de enero de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa.​

Apenas amanece.

Apenas amanece a uno ya le va surgiendo cómo han de comportarse los días. En principio, dado que son continuidad unos de otros, no debe haber gran variedad pero, no obstante, algo distinto matiza a cada uno, apenas una gota imperceptible con aroma distinto, apenas un punto en la lejanía que parece perderse entre las nubes, además de surgir en medio de grandes globos que al llegar a cierta altura revientan y extienden todo su contenido llenando los rincones más oscuros de polvos insalubres. Y ese aroma, y ese algo diferente, a Dios gracias, aunque resulte difícil de situar, alivia un tanto el pringue de lo que se esparce del globo.

Seguimos padeciendo el coronavirus, continuamos descubriendo lo mal que se ha gestionado la pandemia a lo largo de tantos meses pues se vuelve a los orígenes una y otra vez, los responsables son incapaces de poner las medidas adecuadas, las fiestas verbeneras no cesan a pesar de tener calibrado el peligro que representan y, por lo tanto, dan materia en abundancia para que se colmen los hospitales y escasee el número de camas disponibles en las UCIs, si no faltan vacunas resulta que son pocas las jeringuillas de que se dispone, y los gremios de personal sanitario ven cómo van disminuyendo en número debido a la contaminación y, sin embargo, han de atender mayor número de enfermos.

Por otro lado, que sin duda ha de ir paralelo a las medidas que se toman para intentar cortar la propagación del virus, está el desmembramiento del gran edificio de la economía, el derrumbe de la producción, el desplome de la comercialización, el cierre de fábricas y establecimientos de todo aquello que depende del turismo…

Temas que son incapaces de atajar los políticos que prefieren jugar a cambiar leyes, destruir las instituciones, llenar de ineptos fieles los lugares de decisión, y arrastrarse hacia unas ideologías perturbadoras en las que podrían medrar sin cortapisas.

Mas como decía, algunas amanecidas nos aportan, además de esa mugre, una gota imperceptible, distinta, que colma el ambiente de un aroma absolutamente diferente, distinto, de algo que permite respirar mejor, llenando los pulmones de aire limpio. Esto no sucede todos los días, pero hoy ha sido algo que no pocos considerarán baladí.

Nos ha llegado, a través de la sencilla carta de un sacerdote que, de forma inesperada, por la explosión producida en un edificio en la calle Toledo de Madrid, ha perdido la vida, el padre Rubén Pérez Ayala, que Dios tendrá ya en el paraíso.

En dicha carta nos cuenta cómo le llegó la enseñanza de Jesús a través de Gabriel, un niño con el síndrome de Down al que tomó como monaguillo cuando pensaba que con él prácticamente no tendría ninguna ayuda. Y todo transcurrió en una sencilla conversación en la que intentaba ponerle a Gabriel al corriente de lo que debía hacer durante la misa:

Gabriel, tienes que hacer todo lo que yo haga ¿vale…?

Al besar el altar, el pequeño se quedó prendido a él. Al terminar le indiqué que el altar solo podía besarlo yo.

Anda, yo también quiero besarlo

Al siguiente domingo vi cómo Gabriel ponía su mejilla en él y no se despegaba del altar con una gran sonrisa en su pequeño rostro. Al terminar la Misa le recordé:

Gabriel, te dije que yo lo besaría por los dos.
–Padre, yo no lo besé. Él me besó a mí…
–Gabriel, no juegues conmigo

Me respondió: –¡De verdad, me llenó de besos!

Desde entonces mi beso al altar es doble pues siempre después de besarlo pongo mi mejilla para recibir su beso. ¡¡Gracias, Gabriel!

Seguro que ahora, el padre Rubén, seguirá con su feliz sonrisa recordando a Gabriel, el niño con el síndrome de Down que le enseñó en un instante más que todos los estudios que había realizado de teología.

Este sencillo diálogo, que bien se podría intercalar en uno de los Evangelios, en alguna de las conversaciones que mantuvo el Señor con su pueblo elegido, nos cambió la amanecida de hoy. Se hizo más claro el firmamento aunque estaba plagado de nubes, el aire más respirable, y la sonrisa más espontánea y fácil.

Hoy, sin duda, seremos más felices. Y por ello traemos a colación un botijo de artesanía valenciana con la representación de la Virgen de los Desamparados.

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