¡Corbatas fuera!
Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 660, de 3 de agosto de 2022. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.
Es posible que Pedro Sánchez estuviera esperando el momento oportuno, pues le faltó tiempo para descorbatarse al tiempo que declaraba que todos los españoles tenían que pasar calor, que para eso la naturaleza le metía caña al sol con el fin de que lanzara sus rayos más poderosos. Pero como todo en él es confuso, no se saben las razones por las cuales actúa, y decide que en España y su rededor cambien las cosas de un día para otro, o de un momento al siguiente como el caso de las corbatas. Se le enciende la bombilla de que el uso de la corbata consume energía solar o eólica y sin pensarlo dos veces se desprende de tal prenda de la vestimenta masculina a lo que se suman, sin pensarlo ni una fracción de segundo, los ministros y demás sátrapas que desde cerca lo siguen.
No sé si lo ha hecho con decreto ley o solo con el real decreto de sus narices. Con la misma intensidad, llevando el uso de esa prenda a cuestión de estado, tal como los decretos ley que elabora en sueños o al despertar de cada día, o se monta en el Falcon, viaja a este o a aquel otro lugar. Yo creo que no era un gesto de agradecimiento al astro sol porque este se está comportando como un malaje con el calor que nos está lanzando, ¡qué va! ¡en absoluto! Pienso, más bien, que era una oportunidad que le daba al permitirle quitarse la corbata como algunos antecesores suyos lo hicieran allá por los años de la proclamación de la Segunda República, o por el arrojo del que disfrutaban con el calor de las llamas durante la quema de iglesias de aquellos días infaustos, asesinando curas y monjas, y señores que no se metían en nada pero que usaban sombrero y ¡corbata! Eh aquí donde puede estar el origen que le llevó a despojarse de la corbata con tanta rapidez y brío ante el pueblo español.
Aunque no hemos visto todavía una sesión del Congreso de Procuradores, suponemos que seguirán su decisión sin dudarlo ni un minuto. Al menos ya lo han hecho los chicos del Consejo de Ministros, como nos ha mostrado la televisión.
Probablemente Pedro Sánchez habrá estimado que con el ahorro de las corbatas que no se pongan los españoles se compensará con generosidad lo que él ensucia la atmósfera mundial cada vez que se monta en el Super Pluma o el Falcon en los viajecitos que hace de todo tipo cada un dos por tres, incluidas sus vacaciones.
Ahora me pregunto: ¿quién es el que ha puesto en el mercado el tema de que el uso de la corbata contamina la atmósfera? A mí me parece una imbecilidad, y todos aquellos que se han quitado la corbata unos ínclitos imbéciles, majaderos, memos, cretinos, estúpidos, preñados de idiotez.
Para los señores que nos representan en el Congreso o el Senado y que pusieron de moda el acudir sin corbata, en mangas de camisa, con peinados afro, –en lo que se han hecho notar los procedentes de partidos de izquierdas o subversivos contra la unidad de la nación– y no sé si en pantalón corto, imagino que habrá la concesión de una medalla u otro premio de reconocimiento, salvo el nombramiento de títulos nobiliarios.
Para aquellos que continúen la tradición de usar la corbata al menos en actos que requieran un cierto protocolo, nosotros hemos decidido honrarles con la orden del botijo nacional. Como vemos que Pedro Sánchez, ñeque él, se ha quitado la corbata una vez terminada la visita al Rey en Mallorca, le hemos concedido la placa de necio notabilísimo.
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