Deberían haber intentado renovar el PSOE

Los que han sido figuras en el partido, o lo son en la actualidad, que lloran como magdalenas al ver que han prostituido a su partido, tendrían que haber dado el clásico puñetazo en la mesa.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid (28/NOV/2023). Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

Deberían haber intentado renovar el PSOE

Yo, que no sé nada de esos tejemanejes, si formara parte de los que, perteneciendo al PSOE, se han quedado fuera de las artimañas de Pedro Sánchez, no me conformaría con escribir unos artículos poniéndolo a parir por medio de algún periódico; o tildándolo de mentiroso y traidor en su paso por las de tertulias televisivas que los convocan para conocer su punto de vista sobre las tropelías que hace el secretario general con el parabién de la presidenta; explayándose en manifestar que el susodicho está destruyendo el orden del país; o descalificando sus leyes y decisiones. Todo ello, naturalmente, para llegar a la conclusión de que con cuanto ha hecho y está haciendo se ha cargado el partido en el que ellos han hecho su vida, han prosperado y siguen sin querer abandonar. Algunos, incluso, han sido expulsados por las bravas del partido, sin ningún miramiento del «servicio prestado» anteriormente.

Un servidor, cuando trabajaba, y veía que algo no funcionaba, tomaba las medidas oportunas para enderezar las cosas. Por eso pienso que si los que han sido figuras en el partido, o lo son en la actualidad, que lloran como magdalenas al ver que han prostituido a su partido, que a estas alturas no tiene nada que ver con su tradición, que han sesgado los principios fundamentales, tendrían que haber dado el clásico puñetazo en la mesa y tomado las medidas para que el partido volviera a su justa dirección en vez de dejarse atusar acompañando a los traidores a los mítines y conclaves para decir tres palabras y con ello afianzar lo que soltaban los arlequines.

Ahora es más difícil, pero tampoco es tarde si consiguen levantar un nuevo partido que se llamara PSE –pues la O les sobra desde hace mucho tiempo– con el que se enfrentaran a los garrocheros que conducen la manada e hicieran cambiar de camino a esta o al menos a una buena parte de ella.

Con ello se habrían llenado de gloria y conseguido, a poco empujón que dieran, evitar en estos momentos que fuera Pedro Sánchez a Israel, Palestina y Egipto a dar consejo a sus respectivos presidentes, haciendo el ridículo pues tuvo que escuchar que ellos sabían más que él respecto a cómo habían de actuar. Habiendo rematado el tosco viaje con su soberbia de poder al recomendar a todos los países de que reconocieran Palestina como país, como lo hiciera él en 2014 ante el parlamento español.

Para terminar hay que reconocer que no ha ganado mucho con el cambio de ministros. Se ha quitado de encima a Irene Montero e Ione Belarra que eran dos estorbos molestos, pero no ha ganado mucho con las nuevas adquisiciones. Da la sensación de que va buscando lo peor del mercado. Ahí tenemos de Infancia y Juventud a Sira Rego, que es una comunista de mucho tronío que alaba a Lenin y Chavez, promueve el adoctrinamiento a los niños y niega el terrorismo de Hamás, y gusta ir a los saraos con la bandera republicana; a Óscar Puente como ministro de Transporte que tenía por costumbres prohibir los símbolos cristianos en los espacios municipales cuando era alcalde de Valladolid; como ministra de Sanidad a Mónica García, que cada vez que intervenía en la Comunidad de Madrid metía la pata como asegurar que el latido fetal no significaba que haya vida; y para terminar, pues tampoco hay que sacar los colores a todo el gabinete de Pedro Sánchez, el superlativo y relevante Félix Bolaños que pasa a ser ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las cortes, siendo capaz, en una persona reunir bajo su mando los tres poderes, ¡casi ná!

Si los quejicas del PSOE no son capaces de volver el partido hacia sus principios, o crear uno paralelo, será uno de los motivos por los que tendremos que clamar: ¡que Dios nos ampare!




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