Si se empeñan, habrá que dejarlos
Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol, núm 427, de 9 de marzo de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa.
El regodeo en el que se mueve el 8M, liderado por una ministra que cuando tiene que exponer en TV la importancia que tiene dicha fecha –para ella y sus cofrades, claro– es incapaz de decir tres palabras seguidas para explicarlo a pesar de su desmedida verborrea en otros momentos, y ello debido a que no tiene consistencia ninguna de las aventuras legislativas que emprende desde su ministerio, pues no lo puede hacer desde un profundo conocimiento del tema dado que carece de una base sólida en la que apoyarse, toda vez que responden a ocurrencias de descerebrados o consignas del partido.
Sin gran esfuerzo, uno recuerda sus tiempos mozos en los que, sin tanto trapejo deshilachado como ahora utilizan para poner en el mercado de las ideas sus ocurrencias, pudo ver y participar de alguna forma la igualdad que se iba dando a la mujer, desde el acceso a la universidad, ocupar puestos destacados en las empresas o participación en los deportes. No vamos a demostrar lo que decimos porque no es nuestro objetivo hoy, pero es fácil comprobar la invasión que se produjo en las aulas por parte de las mujeres, la demostración de interés que ellas aplicaban en el estudio de las diferentes materias, cómo se iban incorporando al trabajo ocupando puestos intermedios, e incluso superiores. Y respecto al deporte, podríamos decir que fueron muy adelantadas, pues fueron numerosos los deportes que practicaron a través de la Sección Femenina de FE, el SEU (Sindicato Español Universitario) o Educación y Descanso (en los centros de trabajo), formando equipos de hockey césped, patines y sala, balonmano, baloncesto, tenis, gimnasia, esquí, natación,… que recuerde en este momento. De forma que no es algo nuevo de ahora que las mujeres se incorporen al deporte, aunque sí lo sea el caso del fútbol.
Por otro lado, y según nos dice Alicia Rubio, lo que ahora se fomenta «no es un movimiento de mujeres, ni por las mujeres ni por la igualdad, ni por la justicia. Etimológicamente sería la versión femenina del machismo, por lo que muchas personas tratan de renombrarlo como “hembrismo”» y está «subvencionado por los Estados, las multinacionales y los organismos internacionales por sus intereses ajenos a la mujer y favorables a los grupos políticos y económicos de presión». Insistiendo en «¿A quién representa el feminismo hoy en día? ¿Quién lo ha votado? ¿Qué mujeres han dado su autorización para ser representadas por las portavoces que se autoerigen en voz de todas las mujeres? ¿Es igualitario? ¿Es inclusivo socialmente? ¿Si no soy feminista soy machista?». ¿Qué pretenden las mujeres apesebradas en los rediles que va creando Irene Montero y sus cofrades gracias a los dineros aportados por el Estado a través del Ministerio que ella ¿gestiona? Por otra parte, habría que preguntarse quiénes son las catervas que arrastran el 8-M, salidas de todos los rincones y que se suman al «sí es sí» –que curiosamente ha apoyado Pedro Sánchez en su intervención en la celebración que tuvo lugar en el ministerio de Igualdad–, sin conocer su significado ni querer aprenderlo de lo que dicen y enseñan los defensores de la ley, bramando por una libertad para todo sin darse cuenta del desbarajuste que ese concepto representa ni las consecuencia que una barbaridad de tal calibre puede tener para ellas y la sociedad.
Lo que digo surge, como digo, desde el recuerdo de cuando era mozo: En mi mente y en la de mi generación existía ya ese principio de que, salvando las diferencias del sexo –cosa primera que quieren hacer desaparecer las «hembristas» sin que resulte posible– ya se pensaba en la igualdad de mujeres y hombres; incluso lo practiqué con orgullo cuando tuve hijas, las formé para que tuvieran libertad consecuente, y pasaron por la universidad. Y lo vi en mi mundo, entre mis amigos, en cómo, salvo las excepciones que nunca faltarán, la sociedad iba tomando conciencia al respecto.
Y a la hora de tener en cuenta a las mujeres no hay que tener presente solo a las que quieren abortar a los hijos concebidos, a las que no saben con qué sexo quedarse cuando nacieron con uno concreto, a las que quieren ponerse por encima de los hombres usando los mismos esquemas con los que los difaman y zahieren. No. También hay que tener en consideración las que piensan de forma distinta, las que se valen del talento para saber y prosperar, las que se marcan una meta a conseguir por vocación o para el servicio de la humanidad, las que entregan su vida por convicción en favor de los demás, y todo un gran abanico en el que en cada elemento del varillaje se pone un fin, y unidos todos por la tela forman el país.
Conviene recordar que es enorme la cantidad de mujeres que se han hecho valer en toda la historia de la humanidad, ganándose el mérito, sin que se lo otorgara una ignorante indocumentada. Y, como nos apunta ACDE, no viene mal recordar algunas mujeres que destacaron de forma fehaciente en la historia patria por sí mismas, sin que las echara una mano una ministra que no es ejemplo para nada ni para nadie, tales como Isabel la Católica, Agustina de Aragón, Mercedes Fórmica, Mercedes Sanz Bachiller, Pilar Primo de Rivera, María Pita, Clara Rey, Mercedes Milá (la sobrina), Manuela Malasaña por señalar algunas mujeres que han pasado a la historia a través de los libros, la investigación, la pureza, la entrega desinteresada, la educación, etcétera.
Y si se empeñan en manifestarse por toda España, y con ello se solidarizan con el coronavirus, habrá que dejarlas y con su pan se lo coman. Claro, sin que conlleve incrementar la pandemia con gente no afín, ni incrementar el número de muertos.
Ya que tocamos el tema del coronavirus, sería ilustrativo que, de la misma forma que han estado machaconamente a vueltas con el elevado número de defunciones que han aportado a las estadísticas las residencias de mayores, todo ello para esconder las que se producían en los hospitales, sería sumamente interesante que nos dijeran por grupos de edades los fallecidos en los últimos meses, pues, probablemente, se desprendería cuáles han sido los focos fundamentales donde se originaban las contaminaciones, con lo cual se podría evitar el hundimiento de la economía, liberando del hambre a no pocos españoles, y dejando en algunos guetos a los que tenían interés en irse estúpidamente de este mundo bien por considerar que nadie le quita su libertad, nadie le obliga a ponerse una mascarilla, o antepone el botellón a la vida. Y que no se diga que de ese comportamiento no se benefician las mujeres. Son las primeras en ponerse ante la televisión para manifestar sur preferencias vitales. Lo habrán aprendido de las enseñanzas de Irene Montero. Para esto sí es una buena maestra.
Para festejar el 8-M, probablemente el mejor botijo que podemos aportar es el que traemos hoy, presentado como «botijo pastelface» en arcilla negra, pintado en acrílico, ofrecido por Studio Puris. Como nuestra curiosidad no tiene fin, hemos investigado qué puede decirnos el arte «pastelface» encontrando que su traducción del inglés es «cara en el pastel». ¿Será por esos ojitos…?