Gobernar para transformar

28/MAR.- Hemos de votar por los valores y los principios raíces de la especie humana...


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 734 (28/MAR/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Gobernar para transformar

Este Pedro Sánchez, o los sosias que lo rodean con una capacidad de pelotaris increíblemente rumbosa, que mueven los mandiles como si fueran unas flamencas del Albaicín con el fin de que el chef les conceda la posibilidad de crear un plato de cinco estrellas, se pasan la vida cavilando y no dejan de sacar a relucir nuevas consignas, nuevas frases que deben ser pronunciadas esa semana por toda la jauría de ministros cuando se enfrenten  con los periodistas y hasta con la madre que los parió,

Últimamente hemos visto los cartelones con fondo rojo –¡y luego se extrañan de que los pusieran otrora el apelativo de «rojos»!– que acompañan las reuniones que prodigan con los amiguetes, –no con el público en general al que tienen más miedo que a Mohamed VI–, con sendos rótulos tales como «Gobernar para transformar».

No nos extraña que lo usen generosamente en su vocabulario reciente, ni que lo expongan en pancartas de gran tamaño; lo que sí echamos de menos es lo que uno agregaría, en letras del mismo tamaño, para redondear la frase, de forma que quedaría así: gobernar para transformar «en un estercolero el país que pisamos». ¿A que sí se echa en falta ese añadido? Naturalmente. Y por esa razón nadie los copia tales frases en sus carteles ya que los que no son ellos consideran que el avance de los países, y de la gente que los ocupa, se produce poco a poco, por evolución, no rompiendo todo lo existente de tiempo anterior que ha costado años en ser conseguido, sino mejorándolo día a día sin perder los valores que lo sostienen.

Porque si se cambian los valores, –o los principios, como prefiramos– por escupitinajos soltados groseramente a discreción, solo puede uno esperar rodearse de porquería que es lo que está suministrando Pedro y sus guerrillas. ¿Es lo que a él le gusta? ¿Acaso es lo que pretende dejar cuando se vaya a pastorear otros apriscos, como pretende y con lo que sueña? ¿No se da cuenta de que por otros pastizales el ganado puede ser un tantico más espabilado y por ello puede encontrarse con que lo tiren a cabezazos a un charco lleno de pérfidos reptiles?

Tal rótulo nos viene a la memoria, a la vista de lo expuesto durante la moción de censura al Gobierno presentada por Vox, los días 21 y 22 del presente mes de marzo, pues, probablemente quedaron obnubilados los españoles ante los mítines ofrecidos por los representantes del Gobierno, fuera de lugar como les diría Tamames, plagado de mentiras, con interpretaciones de la historia absolutamente falsas, con la defensa, de forma exagerada, de los medios utilizados para deshacer España.

El modo de ladrar de Patxi López probablemente no se había escuchado en el Parlamento en todos sus años de existencia, a pesar de que se han pronunciado no pocos oradores de todo tipo. Y posiblemente tampoco haya rebotado aquellas paredes una oratoria tan pesada, tan amañada, con tanta mentira, insulsa hasta la saciedad como la que soltó Pedro Sánchez repasando el fajo de papeles que le acompañaban, más la información pasada por sus secuaces por el móvil; sin dejar atrás la lección innecesaria dada con tanta energía y furor por Yolanda Díaz respecto a todo lo que sabía sobre la Constitución.

No cabe duda de que las posturas y las palabras adecuadas para gobernar con la idea de transformar un país no son las que Pedro Sánchez y sus milicias pusieron de manifiesto, pues todas estaban encerradas en la mentira y el idealismo gramsciano de progreso que profesan y que únicamente conduce al hundimiento del país en el que son puestas en práctica.

Lo que nos inclina a declarar que hemos de votar por los valores y los principios raíces de la especie humana, olvidando las pérfidas intenciones de los progresistas y demás ralea al efecto de todo tipo, que, además, ponen de manifiesto constantemente la ignorancia que los acompaña.




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