Imbéciles
Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 473, de 29 de junio de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP). Recibir actualizaciones de LRP.
No es que uno tenga intención de insultar a parte de sus conciudadanos. ¡Dios me perdone! Simplemente es intentar tratar a una parte delos españoles como «tontos o poco inteligentes o que se comportan con faltos de inteligencia» que diría el DRA. Aunque el tema podría dar mucho de sí, dado que tenemos bastante material interesante para el solad de nuestros seguidores, simplemente lo rozaremos.
Sin duda todos los españoles tienen ganas de quitarse la dichosa mascarilla y disfrutar de sus familiares y amigos, hayan caído o no en brazos del covid19, y acudir a saraos y pasarlo pipa en estos momentos en los que empieza el verano en serio y abundan las posibilidades de disfrutar de la vida, y gozar de las playas, la montaña, los variados actos que se montan para el entretenimiento, las fiestas patronales, las verbenas, etc.
Pero arrancarse la mascarilla de la cara dando saltos y alaridos sin saber si al lado tienes un asintomático no deja de ser una sandez, pues esa alegría incontenida, realmente por nada, puede llevar al hospital en unos días.
Organizar las «tenidas» en las calles, plazas, playas cargados de alcohol es una necedad per se, en cualquier momento, pero mucho más en estos tiempos en los que están cayendo los más jóvenes en la pandemia.
Lanzarse a presenciar espectáculos supermultitudinarios, ya sean deportivos, o músicales, o festivos de variados aspectos, es caer estúpidamente en la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2 haciendo oposiciones un encuentro inesperado con el maligno.
Resumiendo: los españoles, parte de los españoles, se están comportando como unos imbéciles, arriesgando su vida dando saltos a los sones de miles de decibelios atronadores, o del gol introducido en la portería por el equipo del que es fan o por el equipo contrario en la propia, o de reunirse con otros para ponerse colectivamente ciegos de alcohol cuando no por droga, o simplemente porque el señor o la señora piensan que se liberan quitándose la mascarilla. Que el Señor los perdone por el mal que pueden hacer, tanto a sí mismos como a la gente con las que tropiecen después de haberlo enganchado de la forma más estúpida.
Nosotros preferimos salir al campo abierto, en el que, si estamos solos o con las personas que con nosotros conviven, podemos darnos el gusto de quitarnos la mascarilla pero dejándola cerca. Y allí, disfrutando del sol y respirando aire limpio, tomar un trago del agua fresca que contiene el botijo que hoy nos acompaña, cordobés, de cerámica esmaltada con vistosos estampados florales, y, lo que no es nada frecuente, firmado por el ceramista C. Alcalde.