Esto es lo que está haciendo Pedro Sánchez día sí y el otro también. Promete a unos y otros cantidades importantes para que arreglen sus problemas, acuerda en el Consejo de Ministros aportaciones para este o aquél rifirrafe que se ha producido en no pocos lugares de España como consecuencia de tormentas importantes, con insospechados aguaceros, o aprueba y promete que todo el daño que están causando las erupciones que insistentemente está lanzando el volcán de Cumbre Vieja de la isla La Palma serán compensadas restituyendo a cada ciudadano, a cada familia, lo que perdió. Son promesas que, a medida que va pasando el tiempo del momento en que tuvo lugar el desastre, se va comprobando que no se cumplen. Son como la promesa hecha a los españoles de que cuando termine el año 2021 no habrán pagado más por el suministro de luz que en 2018.

Son promesas que Pedro larga con gran desparpajo, que de momento tranquilizan a las gentes que están limpiando las viviendas asoladas por una riada, que han perdido casa y medios de supervivencia por culpa del volcán, y que pasando los días va quedando en el olvido.

Y en sus promesas acuerda el tema de los ERE y pasa el tiempo y a no pocos no les llega ni un euro; o los acuerdos de ayuda a los que el volcán ha dejado en la calle y siguen sin recibir nada de lo acordado; y concede una ayuda a los jóvenes para que puedan desarrollar su cultura; como el sueldo mínimo vital, ayuda que no pocos siguen sin percibir a pesar de haber rellenado numerosos papeles; y un largo etcétera.

Sin embargo sí se materializan rápidamente los acuerdos del Ministerio de Irene para que unas chicas hagan un estudio sobre la mujer del que, de entrada, se sabe que no llegará a ninguna parte; o de las concesiones a los sindicatos para que echen a Pedro una mano en sus relaciones con los trabajadores necesitados que están a verlas venir; o para la contratación de los cientos de asesores que existen por todas partes y no aportan nada para que el país se enderece; y otro largo etcétera.

Aunque, si Pedro Sánchez intentara cubrir todas esas promesas, se las vería moradas para sacar el dinero necesario dado que las arcas públicas no están en su mejor momento, pues por el camino de continuo endeudamiento que lleva hipotecará a futuras generaciones de españolitos. Y si hablamos de las promesas de la UE de ayuda para salir de la pandemia cada vez encuentran más tropiezos gracias a la actuación de la ministra de trabajo y a unos presupuestos aprobados que no responden a la realidad de la España que nos está tocando vivir, y que Europa considera se han de tomar distintos atajos a los que ahora intentan implantar.

Total, que estamos lanzados a terminar un año 2021 con la alegría que, a Dios gracias, aportan los españoles a pesar de sus gobernantes, con la esperanza de que el próximo 2022 sea el de la liberación de estos mostrencos y malvados gobernantes al menos en relación con la ideología que pretenden implantar. Pero, a pesar de todo, España saldrá de esta agonía. Siempre lo ha conseguido y no va a ser esta la primera vez que claudicara. Nosotros no lo hacemos, no perdemos la esperanza. Y más en estos momentos en los que, aunque nuestros paisanos se comporten con un barniz laico, en el fondo siguen creyendo que Jesús nació en Belén, y comiendo o bebiendo pensarán en Él y hasta es posible que no pocos canten algún villancico.

En el entretanto, con el Belén que hoy nos acompaña, salido de la alfarería Aparicio, de Bruño, La Coruña, aprovecharemos el tiempo de adviento para irnos preparando, por lo que esta hoja digital reducirá su aparición a lunes, miércoles y viernes.

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