En Madrid se han descuidado
Publicado en el Nº 346 de 'Desde la Puerta del Sol', de 4 de septiembre de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa
Más o menos esa fue la síntesis de la prédica que Pedro Sanchez soltó por televisión hace unos días. Concretamente lo que aseguró el presidente del Gobierno es que «nos preocupa el estado de la salud pública y la evolución de la pandemia en Madrid». ¡Nos ha jorobado! Y a los madrileños nos viene preocupando desde el 7 de febrero, por empezar en alguna fecha. Y el desastre que ha sido la gestión de él y sus mariachis. Y la tranquilidad con la que él y su tropa han tomado el verano, olvidando el problema que tenían encima mientras disfrutaban de sendas vacaciones. Hasta el punto de que fuera de nuestras fronteras lo han calificado de holgazán, tanto por el tema del coronavirus como el de los presupuestos generales del Estado que ha de presentar en Europa para que empiecen a soltar el dinero que nos tienen concedido, si lo merecemos.
Usando una palabra de antaño, que he encontrado en una especie de diccionario dedicado a términos en desuso –pero que he verificado en el diccionario que la RAE no la ha retirado todavía–, Pedro Sánchez es un rompepoyos. Por lo que se ve de él, viene a ser un despreocupado, un holgazán, que solo presta atención a los manipuleos que le sirvan para ir consiguiendo sus metas, pero en poco tiene el sentir y estado de los demás. Y los madrileños, como el resto de los españoles, se preocupan a la vista de las estadísticas de afectados por el virus, y fallecidos, que nos facilitan, que, al parecer, no son totalmente de fiar. Además de encontrarnos en el primer puesto en parados, ya sean jóvenes o no, en cierre de negocios familiares, quiebra de empresas, en abandono de inversión extranjera…
Un desastre total, que, seguro, sabremos vencer como hemos hecho en otras ocasiones, pero con otra gente al frente del Gobierno, de los ministerios, hasta de los chiringuitos si llega el caso. Pedro Sánchez debería hacer caso de una sentencia de Horacio: «Coge el día de hoy; no seas demasiado crédulo en el de mañana». Ya has hecho bastante, Pedro. Ya tendrás una hucha repleta para vivir, junto con la de Begoña a la cual has proporcionado pingues beneficios en los momios y canonjías que la has proporcionado a través del BOE. Y llévate contigo a Iglesias y los cientos de okupas de la administración que has ido metiendo por todos los rincones, aunque luego los dejes repartidos por las zanja de las carretera o en cualquier cochitril.
Porque no valen los lloriqueos y las engañosas reuniones con Casado para llegar a un acuerdo sobre los presupuestos. Es algo imposible, y él lo sabe. Si uno dice que ni a misa con Iglesias el otro dice que con Casado ni al Kremlin. Eso lo sabe de sobra él, pero le gusta juguetear con esas trampas a ojos vista y de actuar miserablemente con unos y otros. Lo lleva en la sangre en un ADN especial.
Yéndose Pedro haciéndose eco del consejo de Horacio, quizá los españoles salgan más fácilmente de la pandemia y sean capaces de aprobar unos presupuestos de acuerdo con la situación y las normas que la UE obliga a cumplir para aportar las cantidades que tiene reservadas a España. Desde luego, los presupuestos, con la orientación de Pablo Iglesias y la de los amigos que lo ayudaron a sacar adelante su doctorado, no tendrán buen fin y los dineros no llegarán nunca para cubrir las necesidades de España.
Como somos aficionados al trabajo, y no zanganeamos por ahí dán-dole al pico sin decir nada, en nuestros paseos hemos encontrado el botijo que acompañamos, colgado en la pared de una obra, con su pitorro cubierto por un fino palo y la boca con un tapón para que no entre el polvo que se va depositando por el resto de su estructura. Seguro que mantendrá bien fresquita el agua. Y la hemos disfrutado mientras charlábamos con los obreros del lugar, cubiertos unos y otros con la correspondiente mascarilla, sobre cómo anda el país, tema que da mucho de sí.