Sobre la igualdad

14/MAR.- De los ministerios existentes en estos momentos, y de las jaurías que los regentan y manipulan, puede salir cualquier cosa, fundamentalmente de Derechos Sociales (Ione Belarra) e Igualdad (Irene Montero)...


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 729 (14/MAR/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Sobre la igualdad

Las cosas, como son. He estado días sin pasarme por los mentideros de la Villa. No por abandono, sino porque a veces uno, sin darse cuenta, se encuentra «llorando sus dolores» o «arreglando su estructura», pues a todos nos pasan cosas parecidas a las que le surgen a Pedro Sánchez. Si él un día descubre su amor por España y tiene la necesidad de proclamarlo a los cuatro vientos, uno, un día paralelo topa sin darse cuenta con sus dolores del alma o con los achaques del cuerpo ya que, a medida que pasan los días, se van deteriorando como también le sucede a Pedro con la España que tiene ánimo de gobernar pero sin dar en la forma de hacerlo correctamente, por lo que anda dando brincos como un saltamontes.

Como lee poco, Pedro no tiene en consideración lo que dicen aquellos de los que él se sirve para sus encuentros con la media docena de españoles de aquí o de allá con los que se junta de vez en cuando para que le hagan la toma para la tele o la foto para la prensa. Y yo creo que para que endulce sus momentos de tristeza y preocupación, ya sea con sus mesnadas, ya viajando en Falcon, ya visitando países que posiblemente sus mamporreros le tendrán que señalar en el mapa para saber dónde se encuentran, no vendría mal tuviera momentos de sosiego y dedicara un tantico a la lectura en la que podrá encontrar consejos como este de Federico García Lorca: «Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar». Y de esa forma amainar sus dolores y atinar en cómo arreglar las estructuras que le rodean.

Estos días de abstinencia me ha faltado «el trabajo que aleja tres grandes males: el hastío, el vicio y la necesidad», que diría Voltaire. Pero sí han saltado en la proximidad de Pedro Sánchez, tomando las originales decisiones que adopta para salir del paso sin apenas mojarse, como el caso de la aprobación de del «sí es sí» en su última versión, pues se «dio el queo» –que diría un castizo– y no estuvo en el Parlamento a votar tal cual hicieron también sus ministros y ministras; o vio cómo se liaba la cosa de poner en marcha la ley trans; o en un principio se escurrió con el caso Tito Berni dejando que sus voceras primigenias se batieran el cobre tratando de echar la porquería en casa del enemigo; o escondiendo la geta en llamar ladrones a los grandes empresarios nacionales sin entrar en las razones por las que ha emprendido el vuelo Ferrovial...

Mas con lo que topé cuando entré en el mentidero de Huertas, en pleno Barrio de las Letras madrileño, fue con la discusión sobre la igualdad de hombres y mujeres –o viceversa– que Pedro intenta imponer en lugares de importancia donde se reúnen personas a decidir qué es lo que hay que hacer para que la cosa funcione. Es decir, en el Gobierno del país, en los Consejos de Administración, etc. El lío era fundamental, monumentales las salidas de pata de banco respecto a las decisiones que piensan tomar los legisladores, las definiciones concedidas a los promotores sin que faltaran las palabras mal sonantes, y las sugerencias que, en serio o en coña, hacían los intervinientes del mentidero a los imaginadores de tal imbecilidad.

Y en cierta medida, teniendo en consideración las ideas de los legisladores a los que pagamos generosamente, esa igualdad se puede alargar de forma inagotable a todas las profesiones y formas de vida del país conocido como España, que cada vez se va pareciendo menos al país de la madre que lo parió, más bien desconocida a estas alturas.

Porque de los ministerios existentes en estos momentos, y de las jaurías que los regentan y manipulan, puede salir cualquier cosa, fundamentalmente de Derechos Sociales (Ione Belarra) e Igualdad (Irene Montero), a las que podrían echar una mano otras menos participativas, salvo cuando las lanza el presidente.

Se comentaba en el mentidero que no sería extraño que Ione lanzara la arenga de que en Sanidad había que igualar los médicos y las médicas sin haberse molestado en informarse previamente de que en ese entramado domina el sexo femenino; o a Irene se le ocurriera –que es posible– que el nacimiento de nuevos entes fuera paritario y hubiera que conectar todos los parideros de España para ir compaginando chico-chica-chico-chica, con el fin de que, si salían dos del mismo sexo, uno iba al cubo de la basura o de la morgue; o en las Facultades del país, de cualquier tipo de estudios, olvidando lo que a cada interesado le apetece, se admitiera la matricularan alternativamente chica-chico, con el peligro de que, a lo largo de los estudios, se descompusiera el crucigrama y surgiera el problema de que a la licenciatura llegaran desparejados; y así hasta el infinito de las actividades, profesiones, trabajos, aficiones, etc. que existen en la vida pública, e incluso en la familia, a la que no hemos tocado.

Esta idea es una imbecilidad impresionante, aunque al parecer pueda venir de la UE o de otro órgano internacional. Como la defensa que se viene haciendo de las chicas por las mostrencas que no cultivan la mente y más parece que andan pastoreando una manada de reses en lugar de tratando con personas dotadas de inteligencia, facultad de la que ellas han de andar escasas.

Pues sí. Los mentideros de la Villa de Madrid están a tope comentando las genialidades del Gobierno de España, que no se cansa de idear estupideces con el fin de hacerse con el mercado de los votos que han de producirse próximamente. Olvidando que hay quien no tiene en consideración la máxima de Pedro Antonio de Alarcón, que dic: «Más que cien predicadores importa un murmurador».




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