La vicepresidenta farsante y trolera
Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol, núm 453, de 11 de mayo de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en LRP. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa.
Lo debe llevar en la sangre. Tal como se manifiesta en sus monólogos, la presidenta primera del Gobierno es una farsante y trolera de mucho postín. Ese debe ser uno de los mayores servicios que presta al presidente Pedro Sánchez. Siempre está dispuesta a salir con su verborrea a tratar de tapar lo que se ve con una claridad que espanta. Ahora, tras el revolcón dado por Inés Díaz Ayuso a la izquierda, y en primer lugar al PSOE, ella mantiene, con toda su energía, algo así a que el resultado de las elecciones en la Comunidad de Madrid no deja de ser una anécdota, y que en nada influirá a nivel nacional. Pero algo tiene que decir, pues, inmediatamente, se va a reunir el Consejo Ejecutivo del partido. Por alguna razón será, digo yo. Quizá lo limiten a quitar del logotipo la "O" y la "E" dado que los dirigentes ni son obreros, ni pretenden serlo en su vida y además tienen poco de españoles.
Claro que lo que esté en el candelero lo discutirán cuando Pedro regrese de alguno de sus múltiples viajes, ya que en cuanto le surge un problema se sube al Falcon y se larga por ahí, unas veces aprovechando cualquier reunión internacional y otras por motivos a veces poco justificables. En esta ocasión, para despistar y que vean las comunidades autónomas cómo se las arreglan con el problema de la pandemia, del que se ha aburrido sin llegar a tomar conciencia de qué iba la cosa, lo ha soltado de las manos, y ha tomado las de Villadiego largándose a Oporto a una cumbre social de la UE.
Y, con la suelta que ha hecho de las restricciones en las que estaban los españoles, estos, desquiciados como las palomas cuando están encerradas en el palomar, han tomado todos los caminos abiertos para volar libremente, haciendo cuantas barbaridades se les han ocurrido, botellones a tutiplén, reuniones sin moderación, fiestorras a gogo, olvido de los jóvenes y menos jóvenes de que la pandemia está ahí, eliminando prácticamente la mascarilla de todas las caras,... olvidando a la gente que hay hospitalizada o pasando la coronavirus en casa, los muertos que se contabilizan cada día, o toda la gente que se está sacrificando para que esta epidemia se corte para poder abrir entonces todas las puertas y ventanas sin temor al contagio.
Los jóvenes y no tan jóvenes que se están desmadejando no miden que mañana pueden amanecer con covid-19 y con ello tirar quizá toda su vida por una caña o un chupito de cualquier botella, lo que no conduce a ninguna parte. Son unos insensatos. Y Pedro Sánchez y compañía unos estólidos que han abandonado a su suerte al país sin hacer uso de la autoridad que les compete para que pueda ponerse en marcha, pero controlando en firme cómo se han de comportar los ciudadanos para ir ganando la batalla a la enfermedad.
Por otro lado, su socio, Pablo Iglesias, con el rabo entre las piernas, se ha evadido limpiándose las manos de toda responsabilidad, aunque los tribunales de justicia no van a archivar cuanto tienen acumulado sobre él. Y no se sabe dónde irá a parar, pues ahora Roures dice que él no ha ofrecido nada a Pablo; quizá fuera un invento del propio Pablo como lo pueden ser las cartas con balas que recibieron algunos de sus secuaces.
Por mucho que la vicepresidenta primera del Gobierno se explaye en aseveraciones sobre el gobierno, la marcha de España, el futuro que tiene su partido con ciento y muchos años de existencia (algunos los calificaron de honradez. ¡Señor, qué, desquiciado anda el mundo!). Pedro sigue diciendo y desdiciendo proclamas de lo que va a hacer para solucionar todos los problemas existentes, con pandemia o sin ella, lo fuerte que anda el Gobierno que es pitado allá donde van sus miembros, las ideas tan lumínicas que se le ocurren...
En estos momentos da la impresión de que España está a punto para cambiar de rumbo, sustituyendo desde el capitán al grumete pasando por el contramaestre y demás mandos intermedios. Están agotados, tienen ambiciones pero les faltan ideas, como han demostrado, están incapacitados para gobernar la nave. Incluso sacan de la sentina a los confinados en ella por los horrores cometidos anteriormente, porque no saben qué hacer para tener unos días más de vida.
Para gobernar, para mandar, hay que tener ideas. Por ello traemos hoy un botijo sumamente original, obra creada por el alfarero José María Bellón, de Totana, Murcia, el pasado siglo xx, poniendo en ello su imaginación y dándola forma con sus manos. Como vemos, tras muchos siglos, todavía es posible hacer un botijo diferente, sirviendo para lo mismo que el primero que se hizo hace siglos. La mente de algunos hombres no dejan de crear, y las manos de los buenos artífices de hacer realidad las creaciones imaginadas. Busquémoslos. Que los hay. Hombres y mujeres. Ha quedado demostrado estos días.