No son incultos, simplemente son canallas.
Publicado en el número 31 de Somos, de marzo de 2021. En la sección Opinión. Editado por la asociación cultural Avance Social. Ver portada de la revista Somos en La Razón de la Proa.
Que el alcalde de Palma de Mallorca haya metido en el paquete de malvados franquistas a tres marinos españoles, Churruca, Gravina y Cervera, los dos primeros muertos en la batalla de Trafalgar y el otro derrotado en Santiago de Cuba en 1898, produce indignación, risa, asco y todo tipo sentimientos poco caritativos hacia el edil en cuestión.
Indignación, risa, asco y demás sentimientos feos que, manifestados por los ciudadanos y aventados por redes sociales y medios de comunicación, han llevado a tal alcalde a manifestar que no es que fueran franquistas, es que barcos con su nombre habían combatido contra la Marina de la República, lo cual es cierto en el caso del Cervera, pero ridículamente falso en los otros casos, destructores Churruca y Gravina, los cuales, precisamente, se mantuvieron fieles al Gobierno. En todo caso, argumentos irrelevantes para justificar cambios en el callejero de una ciudad como Palma de Mallorca, cuyos habitantes merecen un poco más de seriedad.
Está por ver en qué acabará la cosa. Igual acaba como en Oviedo, donde por sentencia judicial han tenido que reponer, entre las de otros, la calle del cualificado franquista José Calvo Sotelo.
Hasta aquí lo esperpéntico de la cosa.
Pero atención, no se trata de ignorancia o incultura, sino de un empeño asumido y puesto en práctica por los poderes social/separatistas, que buscan raer de la vista, del recuerdo, del conocimiento y de la libre consideración de los españoles, cualquier vestigio que recuerde personajes y acontecimientos con los que pudieran sentirse identificados e incluso, por qué no, orgullosos. Y a tal empeño se aplican desde su ridícula, pretendida y dañina superioridad moral que les hace creerse inmunes e impunes.
No es, pues, una cuestión de desconocimiento o cazurrería, es la marcha iniciada hace mucho tiempo ya, bajo la mirada complaciente y cómplice de esos partidos llamados “constitucionalistas”, en dirección a esa NO-ESPAÑA con la que sueñan: una España despojada de su Historia; sistemáticamente cuestionada y negada en su esencia; desintegrada en lo interior; sin intereses ni fuerza hacía el exterior y sometida para todo a poderes e intereses que le son ajenos. O sea y por resumir, España Una, Grande y Libre, sólo que al revés, en eso consiste su NO-ESPAÑA.
Y si quieren poner calles a personas y acontecimientos que consideren “suyos”, que muchos de los cuales algunos consideraríamos también nuestros, que las construyan y rotulen, faltaría más.
Es monstruoso pretender, como pretenden, proyectar a la última guerra civil caliente, de una patada, más de doscientos años atrás en nuestra Historia, para demolerla. Quizá estén en lista de espera Aurelio, Silo, Mauregato, el conde don Julián (no, no, ese no), Viriato… y quién sabe cuántos más.
Son el enemigo. Son mala gente.