Blasfemar también sale gratis
Cuando actualmente ciertas expresiones, aunque sean meramente alusivas o definitorias de la condición o la procedencia de algunas personas se tipifican como «delitos de odio»...
Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 740 (14/ABR/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.
En España nos estamos acostumbrando, por imposición de la ideología que pretende ser dominante, a que el delinquir salga barato, muy barato, hasta gratis e, incluso, gratificado. Escuchamos frecuentemente, ya casi entre la indiferencia y la incredulidad, que tal o cual delincuente ha sido detenido más de ciento cincuenta veces. Y sigue haciendo de las suyas tranquilamente y, a ser posible, sin que le «moleste» la Policía.
Como muestra o ejemplo y sin agotar toda la casuística posible, se pueden embadurnar y pintarrajear groseramente fachadas y escaparates y eso es «arte urbano», se pueden usurpar viviendas ajenas y es «okupación», se puede ultrajar a los símbolos nacionales y es «libertad de expresión». Y todo ello con la más absoluta sensación de impunidad. Es más, muchas veces con la sensación de que se cuenta con el amparo de determinados poderes públicos. Por no hablar ya de asesinatos, homicidios, robos y atracos o violaciones y abusos sexuales.
Ante todo este estado de cosas no se respeta ya ni a lo más sagrado. Incluso se tiene a gala hacer de ello burla, mofa, befa y escarnio. Bueno, a lo más sagrado siempre que se trate del cristianismo y del catolicismo, porque en lo que es concerniente a otras religiones y sus símbolos se tiene buen cuidado en no dar ni el más mínimo resbalón porque las consecuencias para los atrevidos pueden ser irremediables. Como ocurrió con los dibujos satíricos referidos a Mahoma en el semanario francés Charlie Hebdo.
Viene todo esto a cuento de lo ocurrido el pasado día 4 del presente mes de abril en un programa que pretende ser de humor y que, maldita la gracia que tiene, en la TV3, la televisión pública catalana y, por tanto, mantenida con el dinero de todos los españoles. Y, por supuesto, de los españoles, incluidos en este caso los andaluces, cristianos, católicos y creyentes.
Dos individuos, separatistas, también, según paree, apellidados Domínguez (¡qué catalanidad de apellido!) y Soler que, presuntamente, se consideran humoristas, sin nada que ver con verdaderos humoristas como Gila, Tip y Coll o Martes y Trece, a los que creo jamás se les ocurriría incurrir en semejante conducta, en el programa Està Passant, secundados por una comparsa disfrazada como si se tratara de la Virgen del Rocío y con un muñeco entre las manos, remedando al Niño Jesús han protagonizado una burda, soez e irreverente parodia burlándose de la Virgen y, de paso, de los andaluces queriendo imitar de forma zafia su acento.
Tal parodia no se ha quedado en lo que pudiera parecer una mala broma de pésimo gusto, sino que ha constituido una auténtica blasfemia al poner en la boca de la pretendida actriz, como si fuera la Virgen la que así se expresara, frases harto soeces tales como «Llevo más de 200 años sin poder echar un polvo como Dios manda«, «voy más caliente que palo de un churrero», «no he “catao” hombre», «doscientos años ya sin mojar el churro» y se compara al Niño Jesús con Monchito, el muñeco del ventrílocuo José Luis Moreno. Todo ello jaleado, muy jocosa y ostensiblemente, por los dos pretendidos entrevistadores.
Cuando actualmente ciertas expresiones, aunque sean meramente alusivas o definitorias de la condición o la procedencia de algunas personas se tipifican como «delitos de odio», esta soez parodia con esas expresiones y la ridiculización de las tradiciones religiosas y culturales andaluzas llevadas a cabo con plena conciencia de que eran ofensivas y la clara voluntad de ofender con ello, ¿no constituyen real y objetivamente un verdadero delito de odio?
El presidente de la Junta de Andalucía, así como otras muchas personas y entidades, entre las que se cuenta la Federación de Entidades Andaluzas de Cataluña (Fecac), han demandado una petición pública de disculpas y el tal Soler, haciendo un alarde de descaro y chulería, seguramente fundamentada en esa certeza de impunidad a la que ya nos hemos referido y, a lo peor, hasta en el posible respaldo o complicidad de alguna persona o institución política, ha contestado tajantemente que «puede esperar sentado».
Todo esto nos lleva, indefectiblemente, a una conclusión. Quienes así proceden, quienes se permiten ofender, burlarse e incluso blasfemar de este modo, menospreciando y ridiculizando deliberadamente, los sentimientos y las creencias religiosas de millones de personas son unos auténticos cobardes. Sin paliativos. No tienen lo que les falta para hacer una parodia semejante con el islamismo, por ejemplo. Les costaría muy caro; lo que no les va a pasar en esta sociedad al ofender los sentimientos religiosos católicos y hacer chanza soez de la Virgen María.
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