Prohibido no pensar
Publicado en el Nº 325 de 'Desde la Puerta del Sol', de 3 de julio de 2020.
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La ética de pensamiento único se ha impuesto en la estructura de la reflexión española de manera generalizada. La moral totalitaria de lo correcto, lo justo y lo incorrecto triunfa de manera contundente, demoledora, catastrófica. La era de la posverdad cabalga desbocadamente, descontroladamente ante la ausencia de un pensamiento crítico. Una «nueva verdad» ha sido construida atentando, insultando, discriminando, criminalizando y despreciando cualquier otra alternativa, o postulado contrario al imperio de su dictadura ideológica. Afortunadamente, todavía quedan voces, foros y círculos intelectuales disidentes dispuestos a un revisionismo que haga justicia con la verdad demolida.
Prohibido no pensar, prohibido quedarse callado ante la ignonimia que atenta contra la dignidad y la honorabilidad de los señalados como intolerantes. No debe-mos guardar silencio, no podemos mirar hacia otro lado cuando hay tanto en juego. Nos enfrentamos a un ataque frontal contra la civilización cristiana, contra las tradiciones y costumbres, contra nuestra verdadera historia y contra la esencia del ser humano, su vida y su trascendencia.
Tres circuitos se han utilizado conscientemente en el derribo de lo que hoy defendemos: nuestra Patria, la familia y las tradiciones. De un lado, la educación en el ámbito de la escuela y la universidad, convertidas en tribuna de divulgación y manipulación ideológica. Sin ninguna cortapisa, en nombre de leyes, reformas y una mal entendida libertad de cátedra, se ha procedido a moldear las conciencias de nuestros jóvenes. Desde la pizarra, desde el atril del profesor, se ha impuesto una única versión de lo justo, lo correcto y lo verdadero. Se ha anulado el pensamiento crítico, se ha intervenido en todas las áreas del conocimiento.
La barra libre en el desdoro de lo formativo, educativo, ha ido perfilando la identidad de la juventud asentándola en el relativismo, el hedonismo y el nihilismo. La ley de educación prevista, LOMLOE (Ley Orgánica de modificación de la LOE), la conocida como «Ley Celáa», desde un sectarismo manifiesto va en esta dirección. Cada ley de educación aprobada es peor que la anterior. La libertad de enseñanza y el adoctrinamiento describen esa línea de pensamiento unívoco al que me refiero. Intolerancia disfrazada de eufemismos como: atención a la diversidad, aprendizaje cooperativo, multiculturalidad, espíritu de la ciudadanía y un larguísimo etcétera abundan en los textos y programas educativos.
En segundo lugar, los medios de comunicación se han convertido en terminales mediáticas de los partidos izquierditas más recalcitrantes. Tanto los grupos editoriales privados, como los sostenidos con fondos públicos. Es una auténtica vergüenza ver, leer y escuchar el enfoque de los servicios informativos. De forma sesgada narran, valoran y crean opinión pública en beneficio ideológico de la posverdad, convertida en herejía de la auténtica verdad y en la mentira encumbrada. Prebostes de los lobbies anticapitalistas, gays, independentistas y anticlericales toman la palabra cada jornada, con esfuerzo y brío, para atacar y divulgar consignas trazadas.
También en programas de entretenimiento, verdadera televisión basura, cualquier pretexto es bueno para, con total impunidad, dirigir soflamas y discursos segregacionistas. Un tal Jorge Javier Vázquez, en horario de máxima audiencia y muy consciente de ello, con bravuconería, haciendo gala de una pésima educación, se permite acusar, señalar, descalificar y humillar al que considera crítico con sus postulados. La programación de la manipulación es amplia: servicios informativos, supuestas mesas de debate, programas de entretenimiento, incluso programas culturales, o deportivos.
Se siembra, con micrófono y ordenador en mano, la mal llamada «Ley de la Memoria Histórica»; todo tipo de cultura a favor del movimiento LGTBI; una auténtica persecución religiosa desde un laicismo adulterado de anticlericalismo declarado; una interpretación bioética perversa que atenta contra la vida a favor del aborto, eutanasia, defensa de la legalización de la droga, manipulación genética, o los vientres de alquiler; se proclama un progreso y una justicia social del que se apropian, cultivando precisamente lo contrario, en fin, controlan el qué pensar, el qué decir, qué criticar.
Es el triunfo del aborregamiento, del silencio de los corderos, del rebaño social irreflexivo e inconsciente. Los maestros de la sospecha toman el control de la moral social, de la moral individual y cercenan la libertad de expresión, de sentimiento y de credo. Prohibido no pensar.
Finalmente, la tercera vía de la conquista de los filibusteros y falsos progresistas es la vía política. Dominada la educación, mediatizada la opinión pública, los partidos son el estilete con el que se desmiembra el proclamado estado social, democrático y de derecho. La tribuna parlamentaria es el altavoz de la calumnia. La división de poderes ha desaparecido, España es la moneda de cambio para aposentarse en el poder, el ejecutivo hace trampas a la Constitución.
Casta y cloaca a escena, abuso y exceso en el proceder, gasto alocado y pueblo apesebrado. España agoniza, no sólo económica-mente, también cultural y moralmente. Naufragamos en la historia, estamos a la deriva y a merced de los mercenarios de la anti España.
En este absurdo y trágico escenario, contribuye con discreción acobardada, acomplejada y cautiva de sus propios errores y vicios, la moderación del débil discurso de la oposición, tantas veces denunciada por su corrupción y falta de compromiso. La ambigüedad, la indefinición, la falta de posicionamiento y los temores no son la defensa que los españoles necesitamos. Hoy una cosa, mañana otra, da igual Juana que su hermana, esto no es respetable.
Lo respetable es la coherencia con unos principios, la honestidad en el ejercicio de la función pública, la responsabilidad con un pueblo abandonado que reclama auxilio, la integridad en la defensa de unos valores. Discursos limpios de retórica vacía, sin eufemismos huecos que no dicen nada. España y los españoles en el corazón, con eso basta. Prohibido no pensar.
¡España despierta!