El besucón y el artículo 8
¿Y si hace peligrar la Constitución precisamente el poder civil cediendo sin aparentes límites ante quienes ya dieron un golpe de Estado, amenazan con otro y reiteran que su fin es acabar con la unidad de España, la Constitución y la Monarquía?
Publicado en primicia en el digital El Debate (2/SEP/2023), y posteriormente en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 794 (5/SEP/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.
En España la desvergüenza política y la gandulería mental generalizadas se han hecho crónicas. Nos perdemos hablando de las tetas de Amaral, del horroroso crimen en Tailandia, y de un beso, consentido o no, con sucesivas afirmaciones y negaciones de Jenni Hermoso que había cogido en brazos a Rubiales segundos antes y bromeaba sobre el ósculo en el autobús con sus compañeras que pedían a gritos al besucón que lo volviera a hacer.
La vicepresidenta Yoli, la chulísima, que besuquea y manosea generosamente y protegió en Galicia a un pederasta de su equipo más próximo, y con ella varias ministras prescindibles por inútiles, aprovecharon para ideologizar el controvertido beso. Las mismas que olvidaron el caso del móvil de Dina Bousselham que Iglesias borró oportunamente, las mismas que dieron por buenos innúmeros besos similares que han aireado las redes, y las mismas que votaron como presidenta del Congreso a Armengol, tercera autoridad del Estado, que tapó abusos sexuales y prostitución forzada a menores bajo su protección cuando regía Baleares. La ley del embudo.
Rubiales, el hortera amiguete de Sánchez, tendría que haber cesado hace tiempo por cuestiones de mucho más calado que un beso, pero detrás está el feminismo de pancarta, grito y oquedad mental. Desde el caso Piqué, un pelotazo de 24 millones de euros por vender la celebración de la Supercopa a Arabia Saudí, al caso Negreira en el que Rubiales miró para otro lado, con pagos del Club de Fútbol Barcelona de 7,3 millones de euros acreditados por la Agencia Tributaria. Entonces no recibió tantos reproches.
Distraídos por las tetas de Amaral, el descuartizamiento en Tailandia y el beso de Rubiales, el personal olvida el precio por las nubes del aceite y otros productos de primera necesidad, de los carburantes, de la luz, la deuda disparada, el cierre de empresas, el desprestigio internacional porque lo que se publica sobre España es negativo. Y olvida que España es el único país de la UE con ministros comunistas, ideología condenada como criminal por el Parlamento Europeo en 2019. El comando mediático da cobertura amplísima o ignora lo que a Moncloa le conviene. Y así nos va. En el camino de un golpe con sordina a la Constitución. Sánchez, al rechazar la razonable salida constitucional propuesta por Feijóo, reitera con quién quiere pactar. Ya no es sólo salvar su investidura, es apostar por el riesgo de golpe. Y me pregunto: ¿no existe respuesta constitucional a gobernar, retorciendo la Constitución, cediendo ante quienes quieren acabar con la España que conocemos? Lo que diga Conde Pumpido. ¿Y de quién es Conde Pumpido? Pues eso.
En este berenjenal no se recuerda el texto de la Constitución. Por referirse al Artículo 8, Bono cesó al teniente general José Mena y entonces, 2006, parecía grave la negociación del Estatuto de Cataluña.
Señala ya el Artículo 2: «La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles (…)».
Y sostiene el Artículo 8.1: «Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».
El Artículo 62.h atribuye al Rey: «El mando supremo de las Fuerzas Armadas».
Obviamente comparto que la acción de los Ejércitos debe responder a decisiones civiles, del Gobierno, pero no ignoro –estaba dentro del Congreso aquella ominosa tarde– que el 23-F el Rey actuó al peligrar la Constitución con el poder civil secuestrado. Actuó como mando supremo de las Fuerzas Armadas, por eso apareció de uniforme en su mensaje televisivo.
¿Y si hace peligrar la Constitución precisamente el poder civil cediendo sin aparentes límites ante quienes ya dieron un golpe de Estado, amenazan con otro y reiteran que su fin es acabar con la unidad de España, la Constitución y la Monarquía? Y ya sin delito de sedición. ¿No existe un mecanismo de autodefensa? Sánchez ha despreciado una opción constitucional. Permanecer quietecitos, de una manera u otra, ante la decisión de caminar hacia la desintegración de España y el fin del sistema acordado por los españoles, invita a meditar responsablemente.
Si Juan el Bautista hubiera contado con Herodes, Salomé no hubiese podido presentar su cabeza en una bandeja. No hubiera existido decapitación.
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