Conozco por dentro RTVE desde hace siglos. Casi en la prehistoria seguí el curso de realización de televisión en el Instituto de RTVE en una promoción en la que figuró Pilar Miró. Y en aquella tele única y en blanco y negro dirigí un espacio diario sobre poesía que cerraba las emisiones, con colaboraciones inéditas de los grandes poetas del momento. Hace años pregunté si se conservaban aquellas grabaciones y, claro, no. O nadie supo encontrarlas. El alma se serena, que así titulé el programa, dio lugar a una obra teatral de Alonso Millán y luego a una película de Sáenz de Heredia. A Juanjo Alonso Millán, viejo amigo, le pareció gracioso tomar el título del programa, aunque su comedia de humor poco tenía que ver con la poesía. El espacio, iniciado en 1966, me lo encargó personalmente Adolfo Suárez, entonces director de la primera cadena.

He recordado algunas de mis primeras vivencias en RTVE saeteado por últimos acontecimientos que no han dejado de sorprenderme por lo que tienen de contradicción; la diferencia entre el dicho y el hecho. En medio del lío generalizado que vivimos en el que nada es lo que parece, como si el país fuese el escenario de una película de misterio, ha surgido el caso Broncano y lo que le rodeó, le rodea y le rodeará. De la calma a la tempestad. Elena Sánchez fue elegida presidenta interina del Consejo de Administración de RTVE en septiembre de 2022, al dimitir José Manuel Pérez Tornero que entendió que no se daban condiciones de gobernabilidad en la entidad.

Un año y medio después chocaron Elena Sánchez y José Pablo López, director de Contenidos y hombre de Bolaños, que discrepaban sobre el fichaje de David Broncano. Como la idea venía de arriba, de Moncloa, aunque Elena Sánchez consiguió cesar a López, el Consejo de Administración la cesó a ella a iniciativa de Roberto Lakidain, consejero propuesto por Podemos. La bronca desembocó en el nombramiento como presidente interina de Concepción Cascajosa, notoria militante del PSOE cuya condición nunca ha ocultado. Ya están las cosas como tenían que estar. Mientras, Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, se mostraba «muy preocupada» por las «filtraciones» de ese Consejo de Administración ya que lo «verdaderamente importante y fundamental es preservar la independencia de RTVE como servicio público de calidad que es». Será la independencia que representa para ella la socialista Cascajosa.

A mí ni me va ni me viene que RTVE fiche a David Broncano. Nunca le he seguido, pero me dicen que es un cómico ocurrente, con fieles seguidores, aunque el resultado sea soez y hortera. Entre esos seguidores se cuenta Pedro Sánchez que quería llevar al «prime time» de la televisión pública La Resistencia y ya está hecho. Inicialmente era un contrato de 42 millones de euros más IVA por tres temporadas. Al final se quedará en los mismos 14 millones cada año pero garantizando dos años, y no tres, antes de la revisión: 28 millones de euros. El primer año no se tendrán en cuenta los datos de audiencia ni podrá relegarse el programa a la franja de madrugada. Y todo este guirigay porque el inquilino de Moncloa quiere molestar a Pablo Motos y El Hormiguero; sostiene que no es amable con él. ¿Infantil? ¿Soberbia excesiva? Este hombre no cambia.

La gran contradicción en este nuevo paso hacia el control total del más importante medio público, es que en su día RTVE decidió no tener publicidad para no competir con los medios privados, y ya no sólo ha decidido competir abiertamente sino valerse de una productora privada uno de cuyos dueños principales es accionista del Grupo Prisa y asesor mediático de Sánchez. Una casualidad. Que nadie piense que esos 28 millones de euros garantizados en dos años van a caen en el bolsillo de Broncano para emplearlo en su confesada afición a los coches. Ese dinero se regará y sabe Dios en qué jardines y de quién. Conseguidores de fondos haberlos haylos, bien que lo sabemos.

Desde que saltó el caso Koldo García, convertido en caso Begoña Gómez, el presidente del Gobierno no deja de viajar. De Falcon en Falcon, ha visitado una docena de países supuestamente para buscar apoyo al reconocimiento de un Estado palestino. Ni es tan urgente ni nadie lo entiende como tal. Y sigue mareando la maleta. Sánchez se quita de en medio y por esos mundos no le abuchean. El único lugar de España en donde no fue increpado fue en el osario del Valle de los Caídos.