Resulta curioso comprobar cómo los políticos de izquierda y los periodistas afines emplean, casi constantemente, en sus peroratas e intervenciones en radio y televisión, palabras y términos procedentes de un mundo tan denostado y, ya casi olvidado, como es el mundo del boxeo.

No se les cae de la boca lo de no bajar la guardia para hablar de la necesaria precaución con nuestras actitudes sociales, para evitar contagios del famoso virus proveniente de China comunista.

La gran interrogante es si saben que dicho término proviene del odiado arte del pugilismo. Odiado por idénticas razones, que son la base argumental, del feminismo activista y de cualquier otro banderín de enganche de la pseudocultura progre.

El arte de la tauromaquia es otro de los mundos arrinconados por mor de las mismas razones apuntadas para el boxeo.

También se podía hacer un compendio de los términos taurinos que han pasado al lenguaje coloquial. Dar la puntilla, dar una larga cambiada o estar para el arrastre, por ejemplo.