Ya llueve camaradas
«Ya llueve camaradas, la lluvia es del Señor».
No sé si es el preludio del fin de la sequía o caerán solamente cuatro gotas para que sigamos sufriendo la sed que como plaga bíblica nos asola.
Este grave problema no está presente en las prioridades de las autoridades políticas de nuestra región, que están más preocupadas y ocupadas en conseguir que se aprueben las leyes de amnistía, que los jueces sean juzgados, en mantener un sistema educacional fracasado y en perseguir a quienes contradigan su relato distorsionado y distante de la realidad.
De repente se dan cuenta de que en Barcelona se necesita más agua y que ⎼¡caramba!⎼ en las tierras regadas por el Ebro la sigue habiendo en abundancia. Lo lógico y lo razonable: ¡que llegue el bendito líquido a la capital de la nació!
¡Ah, pero no! Oigan que del sur llega una gran oposición. Habitantes del antiguo reino de Tortosa protestan. ¿Qué es eso de que los barceloneses se lleven nuestra agua? ¡Que es bien nuestra! Y es que la educación separatista es lo que tiene: de lo de Espanya ens roba, estamos a un paso de Barcelona ens roba en lenguaje de las tierras del Ebro.
Claro que, si en el Delta del maravilloso río el agua fluye con alegría se debe a que, en su paso por el Pilar, a los aragoneses no se les ha ocurrido desviarla hacia otras zonas más agradecidas, y que en el embalse de Mequinenza se acumule en abundancia para felicidad de los catalanes.
Mientras tanto, ante la evidencia de que en Cataluña –y en España entera– se fomentan, con dinero a raudales, los particularismos territoriales, partidistas y sociales que ya denunciaba José Antonio, y a los que ahora añadimos de los colectivos (nueva artimaña estratégica del comunismo global ante el fracaso de su lucha de clases), el mástil sigue firme y, por tanto, debemos seguir nosotros firmes.
Es preciso y urgente recomponer el ideal de España, mostrar a nuestra juventud el orgullo que nos ofrece nuestra historia, la maravillosa variedad de nuestra geografía, los diferentes pueblos que la forman y que han compartido un mismo destino en una búsqueda permanente de lo que une frente a lo que nos separa.
Ante la realidad con la que nos topamos en el día a día en Cataluña, propongo dar la bienvenida a cualquier proyecto aunque sean de derechas o de izquierdas –que me da igual–, cada cual en el campo en que se sienta más cómodo pero buscando un objetivo común y sin salirnos de las elementales normas éticas. Pongamos en nuestro esfuerzo diario el amor «procurando la unidad entre los hombres y las tierras de España». El objetivo es ganar la guerra, sin renunciar a nuestros principios, pero compartiendo trincheras con muchos de los que antes fueron enemigos.
La lluvia es la esperanza,
la lluvia es el amor...
(...)
La tierra de mi Patria,
hoy no huele a menta en flor...
(...)
En las gotas de lluvia
de pronto brilla el sol,
un sol que resplandece
una España mejor.
Versos de Canción de la hermana lluvia