Por culpa de la pandemia que no cesa, la vida asociativa de España ⎼¡qué digo, de toda Europa!⎼ está bajo mínimos. Solo los irresponsables que se reúnen en sus fiestas clandestinas, los políticos (no menos irresponsables) en permanente campaña electoral y los vándalos que asaltan comercios y queman contenedores desafían las normas sanitarias, confiando en su inmunidad (sanitaria, claro, porque la otra suelen tenerla).

La actividad de nuestra Hermandad se ha venido manteniendo, lógicamente disminuida en lo presencial, pero no por ello estamos de brazos cruzados. Así, se han realizado algunas pequeñas excursiones ⎼limitadas, ¡ay!, al perímetro permitido⎼; tampoco ha cesado la difusión de nuestra prensa (este Lucero es un buen ejemplo) y de artículos de interés, y en este punto hemos de destacar la excelente cooperación con nuestros camaradas de Doncel de Madrid, y, por primero vez en nuestros ámbitos tan veteranos, se han ensayado con éxito videoconferencias, que tendrán continuidad en los meses venideros.

¿Es lo ideal? Evidentemente, no. Pero es una prueba de que la imaginación y el entusiasmo, unidos a las posibilidades de las tecnologías informáticas, pueden obrar milagros. El primero de ellos es que no perdamos contacto ni se enfríen las relaciones de amistad y camaradería que nos unen; y, sobre todo, que todos mantengamos ese espíritu de constancia e ilusión que siempre nos ha caracterizado.

Entretanto, extramuros, el marco político se ve más enrarecido día a día: España, nuestra España, es un debate permanente sobre sí misma, que lleva camino de ser considerada como borrador inseguro, en palabras de José Antonio. No hay ni que decir que nosotros permanecemos al margen del guirigay de los partidos, afianzados en unas convicciones que se sustentan en esas categorías permanentes de razón que aprendimos en nuestros campamentos y hogares.

Actualmente, nuestra Hermandad es un referente nacional para muchos camaradas; no somos un núcleo aislado, al modo de la aldea gala de los cómics de Asterix. Existe un universo azul, desgraciadamente desperdigado en esfuerzos ⎼a veces, trufado de errores y de injerencias extrañas⎼ del que formamos parte y al que contribuimos a relanzar, no solo manteniendo una bandera izada, sino procurando que esta permanezca limpia y renovada para este siglo XXI.

Cada uno, según su circunstancia y limitaciones, debe seguir sintiéndose asociado ⎼mejor, hermanado⎼ con el resto, en una entidad que, contra viento y marea, sigue viva y goza de buena salud en medio de estos tiempos extraños que nos han tocado.

Ya vendrán tiempos mejores y volveremos a reunirnos. Pero, de momento, mantengamos arriba los corazones y la ilusión bien engrasada

¡Arriba España!
Presidente de la Hermandad.