Del Majestic a Núñez de Balboa

El pasado 9 de noviembre, don Alejo Vidal-Quadras sufrió un atentado que no terminó con su vida de modo providencial. Lo importante, ahora, es felicitarnos por lo fallido de la intentona de asesinato y desear una pronto y completa recuperación.


​​Publicado en las revistas Gaceta FJA (DIC/2023) y El mentidero de la Villa de Madrid (21/NOV/2023). Ver portadas de Gaceta FJAEl Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

Del Majestic a Núñez de Balboa

Soy plenamente consciente de que me introduzco en un terreno espinoso, en camisa de once varas, por lo que el lector no va a encontrar en estas líneas ninguna afirmación tajante, ni siquiera una humilde hipótesis de trabajo. Me voy a limitar a mencionar datos conocidos por todo el mundo y a apuntar algunas dudas personales, lo que entra dentro de mis prerrogativas ciudadanas y personales referentes a la (todavía) libertad de expresión que me conceden las leyes, en el supuesto de que sigan vigentes cuando se publique el artículo.

En una postdata de mi artículo anterior, mencionaba que el atentado sufrido por don Alejo Vidal-Quadras en la madrileña calle de Núñez de Balboa, precisamente en momentos tan críticos de la política española, me traía a la memoria otro histórico atentado –esa vez, consumado el asesinato– del lejano y fatídico año de 1936, y muchos lectores han sabido a qué me refería sin entrar en más detalles.

Es un hecho que Vidal-Quadras ha sido (y es, a Dios gracias) un personaje incómodo para la deriva española, en primer lugar, para el separatismo catalán, y, generalizando, para las maniobras del presidente de Gobierno español; por cierto, en la manifestación de Barcelona del pesado domingo, uno de los gritos más coreados y celebrados fue el de «Partido Socialista, ni obrero ni español»…

Pero echemos la vista atrás. En su etapa en el PP de Cataluña, don Alejo provocaba pesadillas al nacionalismo y, en concreto, a su jefe y mentor, Jordi Pujol, muy atento este al cumplimiento de su Agenda 2000, en línea de un sediciente secesionismo (Ahora, paciencia; mañana, independencia); cada vez que tomaba la palabra Vidal-Quadras, a los convergentes (ahora, junts) se les iban y venían sudores; su popularidad entre los catalanes no separatistas era evidente, ya que había conseguido hacer del PP algo serio y firmemente aposentado en la realidad política catalana, cosa que nunca logró después este partido.

No es extraño, en consecuencia, que una de las condiciones del llamado Pacto del Majestic entre el honorable y José Mª Aznar era la de defenestrar al incómodo parlamentario autonómico; otras condiciones de gran calado –recordemos– fue la cesión a la Generalidad de toda la Educación en Cataluña y la supresión (o suspensión, dicen los puristas) del deber constitucional de servir a la Patria con las armas, es decir, en la práctica, la eliminación del Servicio Militar. Así, Vidal-Quadras fue desterrado a las instituciones de la UE y se acallaron los ecos de su cascada pero potente voz en el Parlamento Autonómico.

La pasada semana, don Alejo sufrió un atentado, que no terminó con su vida de modo providencial; un misterioso pistolero disparó a su cabeza y, según los partes médicos, el proyectil erró la trayectoria prevista por el asesino e interesó su mandíbula. Hasta aquí los hechos.

Inmediatamente, la prensa adicta propagó la hipótesis de un robo; ¡extraño robo en el que los ladrones callejeros, a pleno día y en una calle céntrica, utilizan pistolas de gran calibre para neutralizar a su presunta víctima! Esta teoría era, claro, insostenible, y las siguientes versiones oficiales no han tardado en virar hacia la llamada pista iraní, dadas las amigables relaciones del político español con la oposición al régimen de los Ayatollah. Curiosamente, ninguno de los miembros del Gobierno español que pedían la ruptura de relaciones con Israel, mientras el resto del Ejecutivo se enrocaba en la postura oficial de los países de la Unión y de EE.UU., ha sido objeto de ataque alguno y solo de sosegadas reclamaciones diplomáticas, que no han tenido efectos políticos. A un servidor, que ni es policía ni ducho en política internacional, le extraña sobremanera todo esto y, sobre todo, el modus operandi de los frustrados asesinos, tan lejano del uso del arma blanca acompañado del ritual «Alá es grande». Claro que doctores tiene la Iglesia e imanes el Corán.

A todo esto, también me ha venido a la memoria otro extraño suceso, de gran repercusión popular y política en España, el de los atentados de Atocha el 11 de marzo de 2004, cuyas también versiones oficiales quedaron en una nebulosa maraña, con serias incertidumbres en cuanto a la preparación y logística del atentado y sus tiempos (muy anteriores, por cierto, a la foto de las Azores), en cuanto a la idoneidad de la preparación guerrillera de los presuntos terroristas y, sobre todo, en lo referente a las implicaciones y consecuencias internacionales. Recuerdo haber escrito, por aquellas fechas, un artículo que titulaba con la retórica pregunta del Cui Prodest?...

De todas formas, aquel sangriento y feo asunto quedó resumido en un juicio y a unos homenajes a las víctimas, y sepultado lo demás en las catacumbas de la historia, más o menos como el asesinato de Prim en la calle del Turco, el del presidente Kennedy en Dallas o el de Carrero Blanco… Por cierto, ¿recuerdan aquel «España no se merece un Gobierno que miente a los ciudadanos», como eslogan del triunfante PSOE en 2004? Posiblemente, también en el caso del atentado contra Vidal-Quadras en la calle de Núñez de Balboa se echarán las culpas a unos moritos

Lo importante, ahora, es felicitarnos por lo fallido de la intentona de asesinato y desear una pronto y completa recuperación al señor Alejo Vidal-Quadras, para que, al margen de discrepancias de matices ideológicos, siga firme y pública su apuesta constante por España y su integridad.




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