Hungría, Polonia y Cuba
Quizás por la experiencia de haber padecido sendas dictaduras comunistas, los gobiernos de Hungría y Polonia atisban las amenazas contra la libertad que se ocultan ante determinadas imposiciones, incluso aunque procedan de la Comisión Europea y vayan envueltas en grandilocuentes invocaciones de derechos.
De ahí la resistencia de ambas naciones a la imperativa ideología de género que se pretende introducir en las escuelas europeas y por la que acusan a Hungría y Polonia de una falsa «LGTBIQfobia». Cuando la realidad es que dicha ideología, que ahora nos venden como dogma innegociable constitutivo de la UE, se encuentra en las antípodas de la Europa que proyectaron construir los padres fundadores, hoy tan olvidados, de la originaria CEE. Lógicamente, al superprogresista Gobierno español le faltó tiempo para reclamar sanciones contra ambos países.
Mientras tanto, y ante la gravísima situación de una Cuba devastada tras más de 60 años de asfixiante dictadura comunista que aplasta los derechos básicos y fundamentales de los cubanos, el gobierno de Pedro Sánchez y el de la UE callan cobardemente con un silencio disfrazado de prudente no injerencia.
Pocas cosas hay que revelen mejor la mezquindad humana en personas e instituciones, que la de mostrarse fuerte con los débiles y débil con los fuertes.