Ropa sucia

23/FEB.- Una farisaica superioridad moral que es consecuencia de que el propio PP haya rehuido durante lustros hacerles frente en la denominada batalla cultural.

Al margen de la batalla interna del PP, de la que saldrán manchados todos los implicados y debilitado el partido, llama la atención la inconsciencia que revela el deficiente modo en como lo han gestionado, al exponer unos presuntos trapos sucios en plaza pública y a la vista de todos.

Algo tan esencialmente diferente a lo que suele hacer la izquierda y el partido con mayor grado de corrupciones, el PSOE, que no solo lava sus frecuentes suciedades en casa y a oscuras, sino que además es un maestro en hacer de la necesidad virtud, vendiéndonos que lo suyo no es mierda sino nuevas y avanzadas tonalidades de coloración progresista, solo perceptibles a ojos inteligentes.

¿Nos imaginamos dónde estaría ahora el PSOE si cada vez que descubrieran entre los suyos, no una presunta corrupción, sino probadísimos y flagrantes casos de hediondas pestilencias, los hubieran sacado a la palestra acusándose entre ellos? Y sin embargo ahí están: sin abandonar prácticamente a ninguno de sus corruptos, recolocados todos, sacando pecho, machacándonos diariamente con la ejemplaridad de su «honradez más que centenaria» y escandalizándose del PP.

Una farisaica superioridad moral que es consecuencia de que el propio PP haya rehuido durante lustros hacerles frente en la denominada batalla cultural.

Las imprudencias se pagan.




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