Un 'bluff' llamado Podemos
No me duelen prendas reconocer que ⎼en un principio⎼ albergué ciertas esperanzas en la formación morada, máxime cuando quedó claro que la misma estaría llamada a capitalizar electoralmente el descontento antisistémico que ⎼al menos sobre el papel⎼ supuso el 15M.
Determinadas declaraciones entonces de Iglesias y Errejón (probablemente, inspiradas por Jorge Verstrynge) me hicieron pensar (ingenuo de mí) que la izquierda española comprendía al fin que, en la presente fase global del capitalismo, la patria constituye el instrumento por excelencia para la salvaguarda de los derechos de los trabajadores. ¡Craso error!
Al respecto, la bajada de pantalones de su afín Syriza en Grecia (capitulando a las primeras de cambio ante las exigencias de la Troika, y ello a pesar de vencer en un referéndum donde el pueblo heleno había votado precisamente lo contrario) era ya una mala señal.
Luego vendría su alianza con IU (perdiendo así cualquier sentido de la transversalidad), su connivencia con el separatismo (lo que alejaba a Podemos del soberanismo español, el único capaz de articular una defensa eficaz de las clases populares), sus frikadas pijoprogres (en aras a disolver todavía más la comunidad nacional y el cuerpo social, favoreciendo de paso el reinado plutocrático), etc.
En definitiva, el alejamiento total de las tesis patriotas y populistas de la izquierda nacional para abrazar todos los mantras postmodernos habidos y por haber tan gratos a la izquierda indefinida.
Lección aprendida: hoy la izquierda hegemónica es progre, liberal, vendepatrias y globalista, como el propio capitalismo que dice combatir, lo que la incapacita para defender a los trabajadores que dice representar.
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