Aún estando lejos de los postulados más estridentes de esta extrema derecha patriotera, populista y liberal ⎼igual de lejos, por cierto, que de los mantras más inanes de la progresía⎼ que cobra fuerza en Occidente y que, en el caso español, se plasman en el partido político presidido por Santiago Abascal, sí considero que su auge tiene explicación.

Una explicación que, principalmente, se debe a la incapacidad de las formaciones nacional revolucionarias para articular un discurso atractivo cara a la sociedad (por un lado) y al hartazgo de cada vez mayor número de personas para con el ya cansino discurso de superioridad moral progre (por otro).

En lo que se refiere a lo segundo, los voceros de la izquierda fucsia (que no roja) harían bien en dejar de tratar (desde la atalaya de sus títulos universitarios amén de pseudovalores cosmopolitas) con tanta condescendencia a los paletos y trogloditas derechoides, ignorando que cuando muchos fachas de pulserita rojigualda (bastantes de ellos también trabajadores) gritan ¡Viva España! o ¡Yo soy español, español, español! lo que realmente están haciendo es reivindicar una soberanía para nuestro país hoy perdida y que es menester recuperar si de verdad se quiere aquí articular un Estado social.

Claro que, a los privilegiados miembros de la Gauche divine* lo de soberanía les sonará a franquismo.

*Quienes nunca han trabajado a pico y pala y menos han tenido dificultades para llegar a fin de mes, tertulianos catódicos henchidos de clasismo intelectual antes que de conciencia de clase, funcionarios estatales con olor a pasillo de universidad y no a calle, diletantes adictos al postureo, que no al compromiso.