Produce una enorme pereza, en medio de un modelo socioeconómico que hace aguas por todas partes a la vez que muestra su verdadero rostro tiránico, el tener que hablar del tumefacto día a día político patrio.

Pero sí, lo más reciente en el Reino de España es que ni Unidas Podemos ha conseguido derogar (a nivel estatal) la infame reforma laboral, fundamentada en directrices economicistas neocons y aprobada por el Partido Popular en 2012, ni tampoco VOX ha logrado derogar (a nivel autonómico madrileño) las leyes basadas en la perniciosa ideología de género progre e implementadas por el Partido Socialista en los últimos lustros.

Claro, los hooligans de ambas formaciones dirán que lo han intentado, que no estaba en su mano, que no tenían la mayoría suficiente para cumplir con su programa, que al fin y al cabo "la política es el arte de lo posible" y que, por tanto, "cuando no se puede, pues no se puede"...

Sin negar que el juego politiquero tiene dichas reglas, lo cierto es que nunca ha estado en la voluntad de morados y verdes pistacho (pese a las proclamas, promesas y demás) el atacar de raíz ninguno de los llamados "grandes consensos" (en lo económico, turbocapitalistas; en lo cultural y antropológico, hiperprogresistas) sobre los que hoy día se asienta el sistema engendrado allá por 1789.

Un sistema liberal cuyo modus operandi (al menos en lo que se refiere al ámbito de las "demogrescas" parlamentarias) ha sido el que unos conserven en materia de "progreso económico" (capitalismo puro y duro) lo que otros conservan en materia de "progreso antropológico-cultural" (simple y llanamente destrucción de los vínculos comunitarios y valores tradicionales) para beneficio exclusivo de las élites detentadoras del mismo.

De nuevo, convendría no enredarse en las riñas artificiosas de los espectros hemipléjicos de turno (podemitas y voxeros, pura disidencia controlada) ni tampoco perder de vista el momento en el que, actualmente, nos encontramos inmersos en España, Europa y el mundo cara a presentar alternativas reales.

Así, frente al Régimen del 78, república social y nacional; frente a la Europa de los mercaderes, la Europa de los pueblos; frente al mundialismo, patriotismo; frente a la partitocracia, democracia orgánica; frente al capitalismo, distributismo; frente a la modernidad, tradición.

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