Las drogas no nos harán libres

9/JUN.- La droga, por el mero hecho de que puede quitarnos la vida, destruye 'per se' la libertad que enarbola.
2022-06-09-droga-1w
Las drogas no nos harán libres

En un ensayo sumamente esclarecedor (hablamos de La abolición del hombre), C. S. Lewis consiguió ⎼entonces⎼ vislumbrar ese demoníaco proceso por el que unos hombres cada vez más ayunos de su condición humana han acabado ahora aceptando ⎼cual conquistas de su libertad⎼ lo que no son otra cosa que mascaradas de su propia esclavitud.

Porque al hombre, desprendido de su humanidad, le pasa igual que a las ramas cuando caen del árbol: que se secan y mueren.

Se puede comprobar con las drogas, reivindicadas en nuestros días por no pocos colectivos tal que un derecho o una libertad que, desaprensivamente, algunos polítiqueros estarían incluso dispuestos a conceder.

Tras semejante despropósito se esconde, sin embargo, una idea harto maquiavélica, pues dichos polítiqueros saben bien que una de las mejores maneras de controlar al rebaño es por medio de la manipulación (la otra es por medio del miedo).

Es decir, que presentando determinadas propuestas a todas luces irresponsables (una mayor permisividad en el consumo de drogas) como progresistas, la masa (que no el pueblo ni la comunidad) no sospechará que con la aprobación de cada una de ellas se añadirá una nueva cadena a su miserable existencia.

¿O acaso un hombre drogado no es más manejable, en tanto se mueve por voliciones caprichosas e impulsos pavlovianos, ambos fácilmente controlados por los poderes fácticos?

De fondo, subyace aquí también el concepto de libertad, manoseado ad nauseam en los tiempos que corren.

Porque en las sociedades sanas (hablamos de las sociedades tradicionales, obvio) la libertad era aquella que nos ayudaba a discernir moralmente en la búsqueda de la verdad; mientras en las sociedades degradadas (las liberales, por supuesto) la libertad es deshacerse de cuanto nos limite exaltar la individualidad soberana.

Claro que, por mucho que hayamos decidido abrazar tan degradado concepto de libertad, ningún principio puede esgrimirse en función de su propia destrucción: y la droga, por el mero hecho de que puede quitarnos la vida, destruye per se la libertad que enarbola, revelándose la misma espuria.

Lamentablemente, las masas aparecen hoy en un estado tan calamitoso que el mal puede permitirse el lujo de actuar a plena luz del día, con total impunidad, destilando las mentiras más burdas o los sofismas más desquiciados...




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