Coranovirus

Esto empieza ya a ser aburrido.

Tertulianos de toda extracción nos ilustran a diario sobre qué hacer y qué no frente al COVID-19.

Todos los medios de comunicación y por medio de ellos la partidocracia en el poder, nos instan a diario a la unidad de acción, a formar piña, a “credere, obbedire, combattere”…, se supone que para “vincere” al coronavirus –qué lenguaje tan bélico y tan denostado en otras circunstancias–, siguiendo las directrices del Gobierno de España (que para eso está, habría que decir).

Bueno. Parece razonable. Y sería más razonable aún si el Gobierno de España hubiera actuado con anticipación y proactividad, no de forma reactiva, siempre por detrás de los acontecimientos.

Cabe recordar, aquí y ahora, la triste jornada del 11 de marzo de 2004, cuando no se sabe quién, determinó que en Madrid debían morir 193 personas y resultar heridas dos mil. En aquella ocasión, muchos de los que ahora piden unidad en el respaldo a este gobierno frente a la presente amenaza, se lanzaron al cuello del gobierno de entonces, el cual, todo hay que decirlo, estuvo tan dubitativo y tan desbordado frente a aquellos acontecimientos como el actual frente a los presentes.

Los del “credere, obbedire, combattere” actuales, hacen mucho hincapié en que, aquí y ahora, al contrario de lo que hicieron el 11-3-2004, no nos dediquemos a señalar culpables, que tiempo habrá tras la “victoria” de hablar de eso. Qué listos, con lo bien que vienen las victorias para diluir culpas y responsabilidades.

Pues bien, sí, seamos serios y responsables frente a la amenaza, que la muerte de muchísimas personas está en juego. Pero para cuando la amenaza pase, vayamos instruyendo el sumario de las estupideces, de las canalladas y del cúmulo de incompetencia que nos han traído hasta aquí y cuyas consecuencias futuras, serán muy graves en todos los órdenes.

Señalemos, pues, a los culpables y si nuestra capacidad de entendimiento y nuestra conciencia crítica, no han sido arrasadas por el coronavirus, recordémosles a la hora de votar.