ARGUMENTOS
La ONU, de instancia pacificadora a instrumento de imposición cultural.
Publicado en Cuadernos de Encuentro (núm. 156, de primavera de 2024), revista editada por el Club de Opinión Encuentros. Ver portada de Cuadernos en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP
La ONU, de instancia pacificadora a instrumento de imposición cultural.
1.- Evolución de las Naciones Unidas (NN.UU.)
La ONU ha atravesado diversas etapas desde su fundación en la Conferencia de San Francisco por 51 naciones, fundamentalmente europeas e iberoamericanas. Muy pocas asiáticas y solo un par de africanas. Cuatro naciones soviéticas como contrapartida de los dominios ingleses y de Filipinas. Su evolución, muy resumida, ha sido la siguiente:
- 1946.- Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿Rusia? ¿Arabia ¿Saudí? ¿EEUU?
- 1946-1950.- Predominio occidental. Consigue retirada de la URSS de Persia y de Austria. Abandono provisional de la URSS que permite la intervención occidental bajo el paraguas de la ONU en Corea. La URSS aprende.
- 1960.- Ingreso en bloque de 17 nuevos estados. La mayor parte africanos. Constitución del bloque de países no alineados. Creciente influencia de los mismos.
- 1967.- Sanciones obligatorias contra Rodesia. La ONU se convierte en instancia imperativa y no solo mediadora.
- 1965-1980.- Eliminación de la discriminación de las formas de intolerancia y discriminación por motivos religiosos. Condena de la discriminación contra la mujer. Condena de la discriminación de la homosexualidad: La ONU se convierte en referente moral, función para la que no había sido concebida.
Paralelamente la ONU se va convirtiendo en una fuente de derecho internacional. Convención de Derecho del Mar. Protección de la capa de ozono. Cumbre de la Tierra. Tratado prohibición completa de armas nucleares. Consejo para los Derechos Humanos.
A partir de 1946 la ONU se ha ido rodeando de organizaciones satélites: Hoy son 17 las agencias de las NN.UU. que han ido adquiriendo progresiva importancia, algunas de ellas muy conocidas: FAO, UNESCO, BANCO MUNDIAL, FMI, OACI, OMS,…
Todos ellos se someten al paraguas legal, al sistema de trabajo y al régimen de personal y financiero del sistema. Los sueldos y los niveles profesionales son iguales. La discrecionalidad en nombramientos y contrataciones no está ausente ni mucho menos.
2.- Gobierno de las NN.UU.
Todos los organismos de las NN.UU. tienen un sistema de gobierno similar. La Asamblea General. Es el órgano soberano. El Consejo es el órgano de control. Lo constituye un grupo de países divididos en grupos regionales. Hay ocho: Europa, América del Norte, América del Sur, países árabes y Oriente Próximo, África al sur del Sahara, Asia y Pacífico. El secretario general o director general es decisivo. Tiene un gran poder y decide sobre el día a día de la organización. Hoy están escorados hacia el progresismo. Ningún conservador puede alcanzar un puesto directivo en el sistema, salvo en casos muy técnicos.
La presencia de los países no alineados modificó significativamente el rumbo de los organismos internacionales. Muchos de estos países eran en realidad comunistas o criptocomunistas. Y se fueron haciendo con crecientes resortes del poder, e incluso con la dirección de diversas organizaciones. Política claramente antioccidental en la guerra fría. Tratamiento hostil hacia los estados conservadores y benévolos con las dictaduras izquierdistas. Caso especial de la UNESCO con la entrada de Palestina. Se han producido salidas de varios países occidentales en varias ocasiones.
El debate político en el interior del sistema se libra en las asambleas generales, los consejos y las elecciones del secretario general y de los directores generales. El elevado número de países no alineados les hace determinantes en el gobierno de las agencias, a pesar de su pequeña aportación a la financiación del sistema. Ello ocasiona un elevado sesgo ideológico que se traduce en la persecución a Israel, la tolerancia con las naciones comunistas, especialmente Cuba y con las dictaduras islámicas, muy presentes en la financiación voluntaria. La corrupción no está ni mucho menos ausente del sistema.
3.- Las elecciones, los nombramientos, las políticas de personal
En mi última etapa en la FAO coincidí en el ascensor con un directivo hispano con el que me llevaba bien. Me presentó a su acompañante. Resultó que había sido hasta fechas recientes ministro de Agricultura en el gobierno izquierdista chileno y ahora iba a desempeñar un alto cargo en la dirección de la FAO. Para los que no lo recuerden, el gobierno que había perdido las elecciones era el socialcomunista, que fue derrotado por el centro derechista Sebastián Piñera. Un puesto de trabajo de altísima remuneración que aún no había salido a concurso, ya estaba adjudicado y se hablaba de ello con total descaro.
Nadine Heredia, esposa del presidente bolivariano del Perú, Oyanta Humala, destituido por corrupción y perseguida por la Justicia por el famoso caso Lava Jato fue nombrada para un alto cargo en la Delegación de la FAO en Ginebra para asegurar la impunidad de un alto cargo diplomático.
El nombramiento de la expresidenta de Chile Michelle Bachelet como alta comisaria de derechos humanos de la ONU aseguraba un trato benévolo de este organismo para las dictaduras bolivarianas y es cómodo para China.
Las elecciones para director general de la FAO a las que asistí fueron un ejemplo descarado de manipulaciones a favor de China. El soborno al representante de Camerún para que retirase su candidatura, permitió la elección del candidato chino, actual director general del organismo.
Así llegamos al final de la historia, al menos de momento. El implacable e inteligente ascenso de China en el contexto de los organismos internacionales. En la actualidad de los catorce organismos más importantes de la ONU, excluyendo el BM y el FMI, que están reservados para EE.UU. y Europa, cuatro está ocupados por chinos: La OACI, la FAO, la UIT y la Organización de la ONU para el desarrollo industrial. Otros dos están ocupados por hechuras chinas, entre ellas la controvertida OMS que se ha saltado la letra griega xi, que tocaba a una nueva variante del covid en el orden del abecedario griego. Que se llamase omicrón constituye una rendición de pleitesía al mandatario chino homónimo.
Los riesgos que se corren pueden ejemplarizarse con el destino del director general de la Interpol, importantísima agencia internacional contra el crimen. El primer director general chino de un organismo internacional fue llamado a Pekín y desapareció en el Gulag del coloso oriental por haber manifestado signos de la independencia a la que se había comprometido. Su postura fue inaceptable para su gobierno que le hizo desaparecer con el mayor de los descaros.
4.- La financiación del sistema
El presupuesto conjunto del sistema ONU asciende a 50.000 millones de dólares. El gasto más importante es el da las operaciones para el mantenimiento de la paz, que consume alrededor del 14% del presupuesto. Tradicionalmente el 25% de la financiación correspondía a los EE.UU., otro 25% a la UE y el resto de todos los demás países. Por países después de EE.UU. va China con el 12% y Japón con el 10% más o menos. Con Trump la aportación de EE.UU. bajó al 22% y la de China subió al 12%.
Las NN.UU. tienen dos grandes sistemas de financiación. El más importante es el que constituyen las aportaciones obligatorias que deben realizar los Estados miembros, en función de varios parámetros teóricamente objetivos, aunque la realidad es que el 50% son aportadas EE.UU. y la Unión Europea. Con estas aportaciones se sufragan los gastos básicos de cada organización: el personal, los edificios, los gastos de funcionamientos y lo que se suele llamar El programa regular. Todos estos gastos son aprobados por las asambleas generales y vigilados por los respectivos consejos.
El otro sistema lo suponen las aportaciones voluntarias privadas o públicas. Las aportaciones privadas se canalizan de dos formas: Aportaciones para programas voluntarios o pago directo a personal o instituciones que trabajan al servicio del sistema, fundamentalmente los denominados relatores, o “expertos independientes” que no son empleados de las NN.UU. pero trabajan para ellas en misiones concretas. Desempeñan un papel fundamental en la deriva de la ONU hacia posiciones fuertemente ideologizadas. Muchos trabajan desde sus empresas o fundaciones de origen, de las que cobran. Es lo habitual, especialmente para los tres principales donantes del sistema: La Fundación Open Society de Soros, la Fundación Ford y la Bill y Melinda Gates. Otros trabajan en grupos influyentes, como Amnistía Internacional, los grandes grupos ecologistas o Microsoft.
El alineamiento con los postulados, digamos progresistas es general. Se podrían poner multitud de ejemplos, pero en aras de la necesaria brevedad que impone un artículo vamos a referirnos solo a tres: La relatora especial para la salud Tlaleng Mofokeng, médica especializada en abortos y activista abortista en varias ONGs feministas africanas, financiadas por Open Society. Apoya el aborto como un acto radical de amor propio. El relator especial para la libertad religiosa, particulariza en sus informes las graves consecuencias de la islamofobia para el disfrute de todos los derechos. La última perla la ha aportado el experto independiente de la ONU sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género Victor Madrigal Borloz, que propone sutilmente que los gobiernos deberían imponer limitaciones a las religiones para forzarlas a adaptarse a las prácticas LGTBI. Es coherente hacerse preguntas al respecto. Por ejemplo, ¿se está facilitando por la ONU que unos activistas ideológicos difundan sus obsesiones al mundo entero en materia de derechos humanos?
Por su parte, la OMS recibe importantes donaciones para programas específicos, muchas de las cuales proceden de los grandes laboratorios, entre los que destacan a su vez los colaboradores con organizaciones abortistas. Su principal donante es Merck que exige dedicar su aportación a los famosos derechos reproductivos. O sea al aborto.
5. La deriva ideológica de las Naciones Unidas. La Agenda 2030
Esta deriva del sistema de las NN.UU. no es nueva. Su alineamiento con determinados planteamientos ideológicos viene de lejos. También sus directivos suelen proceder de los mismos ámbitos político-culturales. Como consecuencia, en muchos círculos se está extendiendo la desconfianza hacia un sistema de cooperación multinacional insustituible, que realiza funciones fundamentales para el progreso y la convivencia en el mundo.
Esta desconfianza hacia el sistema se refuerza por sus evidentes vínculos con los protagonistas de un determinado modelo de globalización y por su falta de imparcialidad entre las diferentes posiciones sociopolíticas que protagonizan los debates más significativos para el mundo del mañana. Muchos de esos debates tienen raíces culturales, religiosas, filosóficas e incluso científicas. Y en ellos ha sido relevante la presencia de un modelo de autoridad moral, generalmente respetado y que ha ayudado al mundo a ser como es. Un modelo encarnado en determinados liderazgos morales que ahora se pretende subvertir.
A mi modo de ver, no se corre el riesgo de que se imponga una autoridad global de carácter político, ni que se produzca una difuminación de las identidades nacionales en un marco transnacional progresivamente uniforme. El verdadero riesgo procede del intento de sustitución de esa autoridad moral por otra, ya no basada en convicciones, racionales, científicas, filosóficas, culturales, pero ante todo religiosas, sino en argumentos puramente ideológicos. Y el sistema de las NN.UU. está siendo utilizado en ese proyecto de sustitución.
En este contexto la Agenda 2030 juega un importante papel. Es difícil discutir la bondad de sus objetivos de desarrollo sostenibles (ODS) considerados uno a uno. En general pueden ser razonablemente asumibles. Pero el conjunto, y sobre todo las interpretaciones que se hacen de los mismos desde el complejo conjunto de relatores, expertos independientes y oenegés humanitaristas son harina de otro costal. Ellos y los poderes económicos que les apoyan carecen de legitimidad para imponer agendas y modelos culturales. Pero gracias a ellos, la Agenda puede llegar a convertirse en una punta de lanza en el descrito proceso de sustitución de la autoridad moral.
Por ello es preocupante el alineamiento acrítico de muchos líderes sociales con esta determinante Agenda. Especialmente sorprende su penetración entre los dirigentes de las iglesias cristianas, que han constituido hasta ahora uno de los focos más luminosos e influyentes de autoridad moral. No puede ser bueno que esa autoridad se difumine hasta resultar irreconocible. Al contrario, hay que renunciar a fáciles y acomodaticias alineaciones. Y desde luego dejar de utilizarla como un elemento cuasicatequético más.
Paralelamente habrá que participar en los foros en los que se promueve la Agenda para que su aplicación recupere la neutralidad imprescindible para hacerla legítima. Lo contrario contribuirá a debilitar aún más lo que resta de una autoridad que se ha legitimado durante siglos como un elemento esencial para el avance de la moralidad en la conciencia humana.