ARGUMENTOS

Perplejidad ante el peligro islamista.

El mundo Occidental tiene que defenderse de un fundamentalismo que prácticamente campa a sus anchas, protegido por la ceguera de aquellos que se empeñan en no ver conflicto alguno y, en su voluntarismo, ver el mundo como les gustaría que fuera y no como en realidad es.


Publicado en El mentidero de la Villa de Madrid (4/NOV/2023). Tomado de la revista Altar Mayor (marzo-abril de 2011), editada por la Hdad. del Valle de los Caídos. Ver portadas de Altar Mayor y El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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Perplejidad ante el peligro islamista.

Nota de la redacción de El Mentidero.- Los días negros anunciados por el autor, entre 2011 en que fue escrito este trabajo y hoy, han sobrepasado lo imaginado. Ahí tenemos la acción de Hamas en Israel que no siente preocupación en que puedan ser extinguidos sus compatriotas de Palestina, y las pateras que cada día descargan en la isla El Hierro, una emigración igual a la mitad de los habitantes.


Cada vez estoy más perplejo ante la indiferencia con que el mundo occidental y Europa en particular sostienen ante la penetración Islámica. Simplemente con leer los periódicos debíamos de estar altamente preocupados, mejor dicho, altamente ocupados y activos, ante la frenética actividad del Islam para penetrar en Europa con la permanente amenaza. No podemos llamarnos a engaño porque nos lo dicen por activa y por pasiva, su objetivo de islamizar Europa y destruir nuestro sistema de vida, con nuestros valores fundamentales de libertad y dignidad de la persona, sustituyéndolos por los suyos, imponiendo la sharía. «Os conquistaremos con vuestras leyes y os gobernaremos con las nuestras», frase lapidaria e inequívoca. Ya en 1974, el presidente de Argelia Bumedian afirmó ante la Asamblea de las Naciones Unidas:

«Un día millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria». Frases y avisos claves y terminantes de los musulmanes que se podían traer a colación. No podemos alegar ignorancia, cuando ya nos han advertido de cuál es la última intención del Islam.

Pues bien, el último acontecimiento se acaba de producir en Bélgica, precisamente, hoy, el corazón de Europa, y en una grave crisis interna que amenaza su unidad. En estas circunstancias el socialista Elio di Rupo que realiza las consultas para formar gobierno que supere la actual crisis, acaba de ser amenazado de muerte mediante una carta en la que se manifestaba que...

«Un homosexual no puede convertirse en primer ministro de una futura nación musulmana como Bélgica», por lo que «el pecador Di Rupo morirá por la espada blanca en nombre de Ala».

Lo que verdaderamente llama la atención, además de la inaceptable idea de condenar a muerte a un ciudadano belga y europeo, más si puede ser la cabeza política de una nación, la seguridad que implica la amenaza en sí y la afirmación categórica de que Bélgica es una futura nación musulmana.

A diario, los medios de comunicación nos traen noticias de este tipo sin que Occidente se inmute por ellas. Pienso que el primer error que se está cometiendo es no distinguir entre terrorismo y penetración islámica. El Islam junto al terrorismo radical que podemos identificar con el conjunto de grupos y franquicias terroristas de Al Qaida, tiene un plan de penetración en Occidente y en el mundo que considera un mandato de Alá para la conversión de los infieles y conseguir el dominio musulmán universal. De momento el objetivo es Occidente, representado por Europa y Estados Unidos, porque saben que aquí reside la fortaleza y el contenido en los derechos humanos, con sus grandes principios de la libertad, la dignidad de la persona, la concepción democrática de la organización política y una religión cristiana que defiende y ha sido el fundamento de todos los valores que los derechos humanos han proclamado y que Europa encarna y practica. Esta concepción de la vida se contrapone a la musulmana concepción de su norma religiosa, social y política de la sharia, en la que se basa su organización de la convivencia. Como nos señala Edurne Uriarte (ABC, 27-8-2010):

«El Islam es una religión, obviamente, pero es además, el elemento esencial que una ideología política que no solo está en el corazón del terrorismo fundamentalista, sino también en amplios movimientos políticos a lo largo del mundo, no violentos, pero sí antidemocráticos y antiliberales».

Hay un debate que se ha manifestado, en todo su vigor, en los últimos meses, sobre las mezquitas, los minaretes, el velo y el burka, que ingenuamente, cuando no malintencionadamente, se confunde y mezcla con el tema de la libertad religiosa, cuando lo que está en juego es la capacidad de Europa y Estados Unidos para defender y hacer prevalecer los principios liberales y democráticos, de participación y respeto a la libertad personal, frente a una auténtica ofensiva ideológica que los cuestiona y quiere destruirlos.

No debíamos olvidar que, en el mundo islámico los términos cristiano y occidente se identifican por lo que Europa, como nos dice Aristegui (2004),..

«Es uno de los paradigmas del odio a Occidente, es la patria de cruzados colonialistas y el aliado de Estados Unidos».

Crece la influencia del extremismo y el radicalismo que domina, de una u otra forma, la comunidad musulmana en Occidente por lo que se pone de relieve la gravedad de la ceguera del mundo occidental, donde muchos, demasiados, no acaban de entender la profundidad y dimensiones del fenómeno y su ignorancia o mala fe permiten que continúe la expansión y dominios del Islam, tanto por acción como por omisión o por la elección de remedios insuficientes o equivocados, cuando no contraproducentes.

Ya en 1972 en una entrevista al jefe del Frente Popular para la Liberación de Palestina, George Habash, médico y excristiano, aclara el conflicto con afirmaciones como estas:

«Nuestra revolución es una etapa de la revolución mundial. No se limita a la reconquista de Palestina [...] Es necesario que toda la nación árabe entre en guerra contra América y contra Europa. Que desencadene una guerra total y la desencadenará. Que América y Europa sepan que estamos apenas en el principio del principio. Que lo mejor está aún por llegar. Que de ahora en adelante no habrá paz para ellos», con una estrategia clara: «Avanzar paso a paso, milímetro a milímetro. Año tras año. Década tras década. Determinados, obstinados, pacientes. Esta es nuestra estrategia. Una estrategia que por lo demás extendemos».

Estas amenazas no solamente no han cesado sino que se repiten continuamente y, además, para España, con signos que no son nada halagüeños. Así en diciembre de 2009 (ABC, 10-12-2009), Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), con motivo del secuestro de tres españoles da un comunicado del órgano de información y propaganda de este grupo que lleva el sello de Al-Andalus, en el que especificando el secuestro llevado a cabo explica, aderezado con versículos del Corán, cómo...

«En nombre de Dios único; el que da la victoria a sus siervos y el mejor de sus soldados», explica que «en un momento en el que los cruzados continúan con su guerra total contra el Islam y los musulmanes en todas las partes del mundo, con la masacre de inocentes y la ocupación de nuestras tierras, el pisoteo de lo más sagrado que tenemos y el apoyo a sus protegidos que cometen injusticias todos los días, nuestros muyaidines continúan, gracias a Dios, con su lucha contra esta alianza satánica combatiendo a todos los que participan en ella y a todos los que nos matan en todas partes, en defensa de nuestra nación islámica», y añade «y les decimos a los cruzados y a todo aquel de vosotros que no cejaremos en nuestro empeño en combatiros y mataros y nos enfrentaremos a vuestros ataques para ayudar a vuestros prisioneros torturados en nuestras cárceles». 

Recientemente, se ha planteado la construcción de una mezquita en el corazón de Nueva York, prácticamente en la zona de los atentados del once de septiembre, lo cual resulta un autentico escarnio, pero lo más significativo es el nombre: Córdoba House. Nos estamos equivocando al considerar que el problema de las mezquitas, del velo o el burka es una muestra de libertad religiosa, en vez de entenderla como la invasión de Occidente por una fuerza que, a sangre y fuego, quiere imponer sus concepciones medievales destruyendo nuestros valores democráticos, liberales y cristianos de los derechos humanos.

Hablar de musulmanes moderados, que los hay, es hoy una entelequia, pues además de la dificultad de localizarlos, están hoy inmersos en la totalidad de la comunidad musulmanas, dominada, dirigida y controlada físicamente por los imanes radicales y fundamentalistas, bajo la pena de muerte para el que se aparte de sus reglas y normas y su familia. De esta forma el buen musulmán no es posible distinguirlo del malo, porque estos últimos también viven entre nosotros con aparente bondad y respeto a nuestras costumbres, hasta que se descubre que están participando activamente con los objetivos de radicales de Al Qaida. Ejemplos de esta situación los vemos continuamente reflejados en nuestra prensa, en detenciones de individuos y células de aparentes pacíficos musulmanes.

No somos conscientes de la situación, mienten y engañan porque eso les está permitido por el Corán, cuando se trata de vencer al infiel, que es lo que somos todos nosotros, incluidos los ingenuos o malvados defensores de la Alianza de Civilizaciones. Aunque estas situaciones se vienen repitiendo desde al 11-S, y el 11-M español, donde los asesinos que provocan esas masacres, constituían jóvenes habitantes de nuestras ciudades, que convivían con toda normalidad entre nosotros, siendo considerados como pacíficos vecinos que hasta veían en el bar cercano los partidos de la liga.

En noviembre de 2009, se produce un trágico acontecimiento, nada menos que en el seno de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. El comandante Nidal Malik Hassan, psiquiatra militar, musulmán que en teoría estaba dedicado a luchar contra los traumáticos problemas que sufren las tropas de Estados Unidos como consecuencia de su estancia en distintos lugares de combate, decidió, al grito de «Alá es grande», atacar a sus compañeros de armas, en las instalaciones militares de Fort Hood, realizando una matanza indiscriminada que se ha saldado con trece muertos y veintitantos heridos. Sus vecinos, por la mañana, lo habían visto desayunar en una cafetería cercana y también han manifestado que hizo limpieza de su apartamento y regaló muebles y copias del Corán pues les manifestó que iba a ser destinado al extranjero. Esto era verdad pues había sido destinado a Afganistán, guerra y situación que, como se ha sabido posteriormente, había criticado públicamente, junto a la de Irak, defendiendo la resistencia armada de los musulmanes contra lo que calificaba como fuerzas agresoras. Hay más casos de musulmanes dentro del ejército o colaboradores como interpretes, que han terminado asesinando a sus compañeros.

Es verdad que parece que en Europa hay signos positivos de reacción. Los suizos, en noviembre de 2009, con un 57,5% de votos, rechazaron la posibilidad de construir alminares en las mezquitas. Por consiguiente, en Suiza, las futuras mezquitas no tendrán alminares. Lo curioso y significativo de la noticia es la condena y disgusto de ciertos sectores suizos y mundiales. Por descontado el mundo musulmán que lo considera un atentado contra el islam y en contra del principio occidental de la libertad religiosa. Amnistía Internacional condenó el resultado del referéndum y auguró que «supone un voto indirecto y xenófobo contra la presencia de musulmanes en Suiza». El propio gobierno suizo mostró su decepción y la ministra de exteriores suiza, Micheline Calmy-Rey, afirmó:

«Estoy conmocionada y lo lamento profundamente. Creo que este resultado es una señal de alarma, un sentimiento de repliegue, de autodefensa que han tenido los ciudadanos en un contexto del mundo globalizado y con una seria crisis económica». La iniciativa del referéndum fue del que llaman partido considerado ultraderechista. Partido Popular Suizo (SVP) mayoritario en el Parlamento y presente en el Gobierno.

El proyecto aprobado, impulsado por el SVP subraya en su argumentación que los alminares...

«No son elementos arquitectónicos de carácter religioso sino político [...] son símbolos de dominio vinculados a la sharía, la ley islámica, enemiga de las libertades».

La propuesta y la campaña para su aprobación se apoyaba en particular en un discurso del hoy primer ministro turco Tayyid Erdogan, que en 1997 proclamó:

«Las mezquitas son nuestros barracones, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas; los creyentes nuestros soldados».

La prohibición se ha aprobado con la oposición, desde el primer momento, del Gobierno Federal, de todas las instituciones religiosas del país, con la jerarquía católica a la cabeza, la cual ha expresado que...

«Nuestro rechazo de la iniciativa se basa en nuestros valores cristianos y en los principios democráticos de nuestro país», según un documento de la Conferencia Episcopal Suiza.

Se opone, pues, a la prohibición de minaretes, en nombre de los principios que, precisamente los creyentes de los minaretes, quieren destruir. Por descontado, que los defensores de posturas suizas y firmes frente al islamismo invasor inmediatamente son tachados de extrema derecha, fascista y xenófobos.

Así también le acaba de suceder a Feert Wilders, lider del Partido de la Libertad de Holanda, que ha sido procesado por haber sido el primer dirigente político en afirmar abiertamente que considera al islam una ideología perniciosa, que no puede convivir con el modelo liberal-democrático Occidental y que éste debe imponerse. «Una sociedad abierta no equivale a una sociedad que camina hacia su suicidio», señala, refiriéndose a lo que considera que son los efectos de la presencia mayoritaria de inmigrantes musulmanes en ciertas partes de Holanda. Sus ideas son tajantes:

«El Corán incita al odio y al asesinato y no tiene cabida en la sociedad holandesa [...] Es un libro fascista que incita a la violencia. Esa es la razón por la que este libro, igual que Mein Kampf, debe ser prohibido [...] El Islam no es una religión, es una ideología de una cultura retrasada».

No hay sentencia respeto a Feert Wilders, porque los jueces la han retrasado ya que en noviembre coincide con el aniversario del asesinato, por denunciar en un reportaje cinematográfico, la inhumana situación y vejación de la mujer musulmana, del cineasta Theo Van Gogh, asesinado, precisamente por un fanático musulmán.

Hay mucha ingenuidad de una parte, ceguera de otra y malvada connivencia por parte de ateos y laicistas radicales que por antisistema, creen ver en los islamistas los aliados perfectos para acabar con el actual sistema neocapitalista. Estos ejemplos y muchos más que podríamos traer a colación, evidencian cómo Europa está dividida y hay fuerzas que aceptan, en nombre de la tolerancia, su propia destrucción e invasión islamista.

Los islamistas, por el contrario, son contundentes y claros. Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI) en el mes de junio pasado asesinó al rehén francés Michel Germaneay, después de un intento frustrado de liberarlo por parte de tropas francesa y mauritanas. Los terroristas clamaron venganza por el intento de liberarlo por la fuerza y Francia, ante el asesinato de su compatriota, dijo que estaba en guerra contra AQMI. Francia, como Europa, no ha comprendido, aún, que los que están en guerra contra nosotros son ellos de forma implacable, pero con sus métodos y características. La respuesta de los terroristas islámicos no se ha hecho esperar. En septiembre, han secuestrado a cinco franceses, un inglés y un malgache que trabajaban en la explotación de uranio de firmas francesas en Niger. Ahora Al Qaida del Magreb Islámico exige a Francia para liberarlos:

1/ Que Francia derogue su prohibición del uso del velo integral islámico, ya sea en forma de burka o de nigab, en espacios públicos; 2/ La liberación de algunos de sus hombres encarcelados en Francia, Mauritania y otros países; 3/ Un millón de euros por cada uno de los siete rehenes.

En consecuencia, una organización islámica exige a un país como Francia, importante miembro de la Unión Europa, que anule una legislación aprobada por su parlamento, y que entra en vigor a primeros de año, porque considera que atenta contra el Islam. Es decir, que son ellos los que quieren imponer las normas que han de regir en los países europeos. El dilema es gravísimo y puede sentar un peligroso antecedente, si se accede a ello y, de otra parte, el peligro de muerte para los rehenes es real. Ni es menos grave que exijan la liberación de presos que se encuentran en cárceles francesas, lo que supone también un paso de los terroristas para someter a los países europeos, aunque esta exigencia es menos significativa que la anterior. Sarkozy está entre la espada y la pared, dice un periódico, pero seríamos irresponsables si creyésemos que el problema es del presidente francés solamente. Es Europa, el mundo Occidental, el que está entre la espada y la pared. Hay que tratar de salvar la vida de los secuestrados, pero después hay que perseguir y acabar con los terroristas sin contemplaciones por parte de la Unión Europea. No nos damos cuenta de la situación en esta guerra asimétrica en que el enemigo, real pero invisible, está adquiriendo una fuerza que no percibimos.

Pero en estos días en que escribo (2011), estamos viviendo una situación que para la mayoría de las gentes pasa inadvertida o la sienten como indiferente y sin importancia, cuando es el reflejo y la realidad que no queremos ver. Es tanto la dimensión del peligro que nos acecha, que ni siquiera tienen que realizar atentados para imponer el miedo y la movilización de los servicios de seguridad de los estados. Basta que se anuncie la proximidad de un posible atentado, que no se sabe ni cómo ni dónde, para que todo el mundo Occidental esté en alerta máxima, aunque algunos gobiernos, para evitar alarma, digan otra cosa. Un enemigo no identificado ni visible, pero un miedo generalizado que trae en jaque a los países más importantes y desarrollados del mundo. Bastaría este hecho para que se tomara en serio el peligro del Islam, en sus diversas manifestaciones, y se tomaran medidas firmes y serias para paliarlo y erradicarlo. El mundo Occidental tiene que defenderse de un fundamentalismo que prácticamente campa a sus anchas, protegido por la ceguera de aquellos que de buena o mala fe, prevaleciendo ésta última, se empeñan en no ver conflicto alguno y se empeñan en su voluntarismo de ver el mundo como les gustaría que fuera y no como en realidad es. El problema más grande del siglo XXI es el islam, en sus versiones de terrorismo y penetración proselitista, y auguro días negros en los próximos años, y Dios quiera que no sean sangrientos, aunque temo que no sea así. Hace ya varios años escribí un artículo cuyo título me sirve para terminar este: Occidente Despierta


 

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