EDITORIAL. TROCHA Nº 210. ENE. 2020
Año nuevo, sin tópicos
Publicado en el boletín Trocha | Núm. 210. Enero de 2020.
Editado por Veteranos OJE - Cataluña.
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Tópicos como los que nos quiere imponer la corriente social de lo políticamente correcto; los eufemismos que ocultan verdades como puños, los que silencian conceptos o ideas exactas, o la estupidez del lenguaje inclusivo, que destroza normas de gramática y de inteligencia...
Año nuevo, sin tópicos
Comenzamos un año nuevo. Siempre, por estas fechas, se repiten las frasecillas de siempre, los tópicos que hemos ido atesorando en un rincón oscuro de la memoria: Año nuevo, vida nueva; Mis buenos propósitos para el Año Nuevo son…
Apresurémonos a despojarnos de estos latiguillos, que no suelen tener cumplimiento, acaso más lejos del día primero de año. ¿Vida nueva? ¿Qué significa? Acaso, mejor utilizar la clásica fórmula de origen medieval: Mantenella e non enmendalla, que se traduce al román paladino por perseverancia en el mantenimiento de unos valores, en la constancia en el servicio, en la fidelidad a unas creencias y a unas ideas…
La veteranía obliga a ello, siempre con la salvedad de saber aceptar los límites que imponen la edad y las circunstancias cambiantes. En cuanto a los buenos propósitos, nunca están de más, si la promesa va encaminada a limar aspectos de nuestro carácter que limitan o cercenan la cercanía con el camarada, el afán de una pedagogía abierta hacia los jóvenes, que nos invitan a la molicie o a la rutina…
Pero también sepamos despojarnos de otros tópicos:
- Los que nos quiere imponer la corriente social de lo políticamente correcto; los eufemismos que ocultan verdades como puños (por ejemplo, eso de interrupción voluntaria del embarazo por aborto, o eutanasia por asesinato o suicidio legal), los que silencian conceptos o ideas exactas (como país por patria, o Estado español por España, o independentistas por separatistas, o Latinoamérica por Hispanoamérica…); o la estupidez del lenguaje inclusivo, que destroza normas de gramática y de inteligencia.
Estos tópicos son infinitamente más peligrosos que los primeros, los de la costumbre, ya que, no solo alteran el lenguaje, sino que van dirigidos a manipular el pensamiento.
Para escapar de ellos, es necesario un esfuerzo de valentía:
Rectificar al tonto, al que los repite sin saber cuál es su intención oculta, explicar por qué nosotros somos más exactos en la expresión; en una palabra, estar al quite, sin descuidarnos ni un instante.
Y que nadie diga que es una batalla perdida: solo se pierden aquellas batallas que no se entablan.