¿Aprobado o suspenso?

Junio era, tradicionalmente, el mes de los exámenes, cuando los aprobados o suspensos se cernían sobre nuestras cabezas de estudiantes (ahora ya no sabemos si es así, por la aberración de Ley Educativa que se ha sacado el Gobierno de la manga).

Examinemos, primero, nuestra España, sacudida por todos los malos vientos de los nacionalismos insolidarios y de los separatismos; por el paro, por una economía bajo mínimos y con perspectivas poco halagüeñas, por los chanchullos políticos, por la cultura y vulgaridad de muchos personajes públicos… Ampliando la perspectiva, miremos nuestra Europa, sacudida por una guerra en sus fronteras, dudosa de su integración y vergonzantes de sus valores y tradición cultural, dominada por proyectos globalizadores y por ideologías extrañas.

Nuestro patriotismo crítico ⎼acaso la forma más sincera de patriotismo⎼ pone claramente un suspenso en este junio. Esperemos la recuperación de un ⎼no sabemos si cercano o lejano⎼ mes de septiembre…

Pero no olvidemos de examinarnos a nosotros mismos: ¿Hemos hecho algo para cambiar la pequeña parcela de mundo que nos rodea? ¿Qué nota obtendríamos en punto a la constancia en nuestros ideales, en nuestra formación permanente, en nuestra camaradería, en cuanto a la voluntad de servicio, en cuanto a la alegría?...

¿Debemos esperar, también, a un hipotético mes de septiembre?