RASGOS DE NUESTRO ESTILO

Labor de centinela

El centinela siempre tiene en lo alto las estrellas, por donde sabemos que pasa la línea más corta entre dos puntos…

Labor de centinela

Texto publicado en el boletín nº 201 de Trocha, de Marzo 2019

El centinela no está solo, sino que forma parte de un 'cuerpo de guardia', de unos camaradas que también cumplen con esta tarea y confían en ti.

201_centinelaSeguro que todos recordamos de nuestra lejana mili aspectos que se nos han quedado grabados y sobre los que los años no han hecho mella; uno de ellos es el servicio del centinela (o de la cantinela, que decían los antiguos sin estar por ello contaminados por la estupidez del lenguaje inclusivo). 

Lo llamábamos festivamente pelar guardias y, en ocasiones, era duro y molesto, pero comprendíamos sin dificultad la tremenda responsabilidad que encerraba su ejercicio: nada menos que velar por la seguridad de los compañeros, de la instalación y de todo lo que ella representaba.

Pues bien, nuestro estilo nos impele a desempañar, de forma simbólica y a la vez real, esta labor importante, este servicio, ahora, en nuestra madurez, como ciudadanos de una colectividad histórica llamada España y de un mundo entero, ambos en permanente riesgo de que se aproxime el enemigo, solapado, a nuestros cuarteles de invierno. El antiguo lema de alerta está viene a ser, de este modo, una consigna permanente.
 
La primera norma del centinela era no abandonar su puesto;y, en ocasiones, sentimos la tentación de la huida, de la búsqueda de otros territorios más apacibles y de lugares donde se viva sin sobresaltos ni angustias. No lo hagamos, pues con ello favoreceríamos a quienes pretenden tener todo el campo libre para cometer desmanes.
 
Otra de las obligaciones del centinela era permanecer despierto, aunque te invadiera la modorra, el cansancio o el aburrimiento; a pesar de que el más de lo mismo te invite a sentarte, a dejar al lado tus armas, que hoy se llaman estudio, formación permanente y participación, y a vegetar cómodamente ajeno a la exigencia de estar ahí y atender, con tu presencia activa, a la marcha de la cosa pública.
 
Por fin, recordemos que el centinela no está solo, sino que forma parte de un cuerpo de guardia, de unos camaradas que también cumplen con esta tarea y confían en ti, y que tu puesto está relacionado con otros; con ellos vas a compartir el pan y la sal, con ellos puedes debatir, conversar y bromear, con ellos cantas las mismas canciones y compartes momentos de alegría e instantes de tristeza.

La viñeta utilizada es una adaptación de otra del "Manual del acampado" Editorial Doncel - 1968