EDITORIAL | TROCHA
¿Hoy como ayer? La lección de la Historia
En nuestro sueño, el desenlace sería distinto: algún hombre joven, inteligente y patriota, uniría los esfuerzos de todos los verdaderos españoles, para evitar estúpidas guerras civiles en el futuro.
Publicado en el núm. 247 de la revista Trocha, de mayo de 2023. Editado por Veteranos OJE - Cataluña. Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa. Para recibir el boletín de Trocha
¿Hoy como ayer? La lección de la Historia
Se sigue celebrando en Madrid la fecha del 2 de mayo, en conmemoración del alzamiento popular contra la invasión francesa en 1808; en el resto de España ⎼merced a las autonomías⎼ ni se recuerda aquel estallido; en un chiste del inolvidable Casen, un profesor le preguntaba a un alumno ignorante por la fecha, y este respondía: ¿De qué año?…; pues bien, creo que toda la España de la ESO ha llegado al nivel de ese alumno. Se ha olvidado que al alzamiento madrileño le siguió la proclama del alcalde de Móstoles, la rebelión en Cartagena, en Murcia, en Valencia, en Mallorca, en Asturias…, más tarde en Barcelona (denunciada por los colaboracionistas, que hoy nos suenan curiosamente familiares). En definitiva, fueron las clases populares españolas, secundadas por oficiales jóvenes y algún noble patriota, quienes protagonizaron aquella gesta que tuvo en jaque a Napoleón. Lástima que, con la victoria, los españoles se enfrascaran en una serie de enfrentamientos y guerras civiles durante todo el siglo XIX, en lugar de unirse y ser capaces de encontrar puntos de acuerdo entre la tradición y la modernidad.
Pero vamos a otro tipo de reflexiones: ¿cómo reaccionaría hoy la sociedad española ante agravios semejantes a los que provocaron aquella chispa del 2 de mayo? Acaso debamos ser pesimistas… Por supuesto, habría muchos más afrancesados o colaboracionistas, por aquello de estar al sol que más calienta; la comodidad podría mucho más que el riesgo, pues ya sabemos que eso del valor está hoy muy mal visto; la mayoría obedecería perrunamente lo que dijeran desde las pantallas de televisión; la gente de orden se escandalizaría de los alborotadores y recomendaría pactos y componendas; sería más importante el seguimiento de un partido de fútbol que el porvenir de la Patria; muchos ciudadanos se apresurarían a salir a la calle, pero ⎼como decía Pérez-Reverte⎼ solo a ver si con los follones se lea habría rallado el coche aparcado; se esconderían todas las banderas españolas que pudieran haber en los domicilios…
Es evidente que lo leído hasta aquí es del tono más pesimista posible, pero podemos remediarlo a poco que pensemos: quedarían suficientes jóvenes para hacer la higa a los supuestos invasores, y echar mano a algún trabuco olvidado en el desván del abuelito; como Daoiz, Velarde y Ruiz, siempre habría jóvenes militares idealistas, que despreciaran a los estómagos agradecidos de sus jefes; muchas chicas ⎼auténticas feministas y, a la vez, femeninas⎼ emularían a Agustina Saragossa y Doménech; la guerrilla adquiriría nuevas formas, y no serían los niños de papá que queman contenedores… En nuestro sueño, el desenlace sería distinto: algún hombre joven, inteligente y patriota, uniría los esfuerzos de todos los verdaderos españoles, para evitar estúpidas guerras civiles en el futuro.