La Razón de la Proa

LIBROS.

Leyenda Negra de la Falange

Sirva este sencillo repaso para ofrecer algunas luces en la historia de un partido y de una ideología demonizadas hasta la saciedad.

Autora: Tarsicia Gómez. Publicado en Gaceta FJA, de mayo de 2021. Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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«Si hay una campeona en España de Leyenda Negra es la Falange. Un partido e ideología demonizados hasta la saciedad». La imagen (retocada excepto la desfiguración del yugo y las flecha) corresponde al monumento a Onésimo Redondo en fechas previas a 2016, año en el que fue definitivamente retirado. Estaba ubicado en lo alto del cerro de San Cristóbal (Valladolid).
Leyenda Negra de la Falange

​Leyenda Negra de la Falange


Si hay una campeona nacional en España de Leyenda Negra es la Falange. FE de las JONS. En días recientes esa ominosa palabra se ha usado para designar a una indocumentada neonazi o para reprocharle un pasado, considerado dudoso, a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Para alertar del peligro de la ultraderecha. Nada más lejos de la Falange que la ideología nazi. Más próximo quizás a lo que algunos han llamado, con tino y acierto, derecha socialista.

Un partido, iniciado en los años 30, cuyos fundadores fueron asesinados en 1936 y cuyas siglas, antes de la guerra, FE, servían de broma, por la cantidad de militantes muertos y las traducían por Funeraria Española. Ejes importantes del ideario falangista eran la unidad de España y su grandeza y la importancia de la justicia social. Siguen siéndolo. En el mundo, por su inspiración surgieron el Kataeb (Falange) en el Líbano, partido de cristianos maronitas, y la Falange Socialista Boliviana en Bolivia. El maniqueísmo reciente de la Memoria Histórica trata de ocultar el potente sustrato intelectual y los logros de implantación de la ideología falangista, ya que estos últimos se produjeron durante el franquismo. Sólo algunas reseñas de fulgores de esperanza, en medio del páramo cultural memoriohistórico.

Hace ya tiempo que Andrés Trapiello publicó ese libro fundamental que son Las armas y las letras en que un capitulo entero está dedicado a los escritores falangistas: Dionisio Ridruejo, Rafael Sanchez Mazas, Manuel Machado, Agustín de Foxá, Antonio Tovar, Manuel Halcón, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Samuel Ros, Eugenio Montes, Laín Entralgo... La lista es larga y hay que reconocer el mérito de Trapiello al glosarla. Viene a deshacer en parte la sorna con que se ha hablado de “la corte literaria de José Antonio”. Necesitados de cortes literarias semejantes estamos hoy, cuando hay partidos que han nacido de la intimidación y la violencia en la Universidad Complutense, impidiendo, desde 2008 que hablaran en el aula magna escritores o diputados.

Lino Camprubí, investigador español en el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia, publicó hace algunos años Los ingenieros de Franco en que mostró como el régimen promovió la transformación de la capa basal de la nación española a través de regadíos, presas, arrozales, parques naturales, materias primas industria y laboratorios, desde los años de la autarquía. Época en que la influencia de la Falange fue más relevante que en etapas posteriores.

En cuanto a la idea de España, Gustavo Bueno habló en alguna ocasión de uno de sus maestros, Santiago Montero Diaz, jonsista de la primera hora. «Independientemente del aparente alejamiento en que vivo respecto de Vd., sigue Vd. siendo para mí lo que fue siempre: mi maestro y consejero, una referencia inexcusable (“haz esto como si don Santiago te viese”, me he dicho muchas veces), un hombre a quien mi respeto aumenta con el tiempo». No le impidió presentarle con sus luces y sus sombras años más tarde.

Y un historiador como Fernando García de Cortázar publicaba en 2017 en ABC un valiente homenaje a la idea imperial de España de Santiago Montero Diaz. «La evocación del Imperio había sido, en los jóvenes redactores de La conquista del Estado una forma de asumir el conjunto de la historia de España y una promesa de actualizarla, sacando a la patria de una postración que la había conducido a los arrabales del siglo XX. Nada había de nostalgia o anacronismo en aquella exigencia imperial».

Hace dos o tres años una investigadora e historiadora israelí, Inbal Ofer, publicó Señoritas in Blue en que ofrece una nueva perspectiva de la Sección Femenina de Falange y de como contribuyó a la mejora de la representación femenina, su educación y su activismo político en España. Entre otras cosas recuerda la actividad de las Cátedras Ambulantes, que, a imagen de la ensalzada La Barraca de la época republicana, pero con más medios y mayor vocación social envió legiones de maestras a los pueblos de España de menos de 5.000 habitantes para enseñar industrias rurales (avicultura, industrias lácteas, cunicultura, conservería, floricultura), puericultura e higiene, alimentación y nutrición, socorrismo, formación para el hogar, alfabetización y préstamo de libros…

La saña contra todo aquello que recuerde a Falange ha alcanzado el proyecto Cartasvivas del Banco de Santander y promovido por la Universidad de Exeter y Nuria Capdevila-Argüelles. Se originó un gran escándalo que la iniciativa recogiera una semblanza en video de Pilar Primo de Rivera. Se borró entonces y borrada sigue. Que recogiera la vida de la pobre Hildegart Rodríguez, epítome de la Galatea manipulada, que murió a manos del Pigmalión diabólico de su madre, no causó el mismo escándalo.

Sirva este sencillo repaso para ofrecer algunas luces en la historia de un partido y de una ideología demonizadas hasta la saciedad.

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