A ti, capitán san Fernando…

¿Pero no habíamos quedado que eras el Patrón de la Juventud? ¿Qué pintamos nosotros ahora, veteranos y veteranísimos, con tu patronazgo? ¿No estaremos en un pleno anacronismo y en el inútil refugio de la nostalgia?

¡No, ciertamente: fuiste elegido como patrón e intercesor ante Dios de nuestros limpios afanes mucho antes de que naciéramos; luego, nosotros elegimos seguir tu senda, pero no como una simple estela que se borra en las aguas de la historia.

Tú representas un conjunto de ideales y de valores que, por desgracia, desconoce mucha parte de la sociedad de este momento y, lo que más nos duele, es que también los desconoce una parte de su juventud. Hablamos de religiosidad, de patriotismo, de servicio, de sentido de la historia, de esfuerzo y de empuje, de honor, de valentía, de decisión, de justicia, de libertad…

Nosotros, los ya veteranos y veteranísimos (¡nos llamaron dinosaurios!) aprendimos la exactitud de esos Ideales e hicimos norma de vida, en un estilo, de esos valores, siempre bajo tu patronazgo, y no vamos a desertar ahora, a estas alturas de la película... Por eso te seguimos invocando como nuestro patrón, para que no nos dejes de tu mano, no sea que los años o los achaques nos aburguesen, nos vuelvan escépticos, nos llenen de grasa el espíritu y aflojen nuestras aspiraciones: las de que España recobre un rumbo de unidad, cultura y justicia, donde todos los españoles tengan patria y pan; y que toda la juventud ⎼no solo la que te sigue invocando en los 30 de mayo⎼ sea el ariete noble e rebelde para lograrlas.

Publicado sobre san Fernando en La Razón de la Proa...